Hollande y Royal durante su viaje a Cuba
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Trierweiler, al ataque: «El poder es la obsesión común de Hollande y Ségolène»

La exnovia del presidente de Francia reacciona ante el viaje de François Hollande y Ségolène Royal al Caribe

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Desde el pasado mes de septiembre, Valérie Trierweiler no ofrecía una declaración pública. Por aquel entonces se encontraba en pleno proceso de promoción de sus memorias íntimas y políticas, «Gracias por este momento», donde desvelaba sin rubor secretos de alcoba para mayor sonrojo de quien fue su pareja durante años y quien la expulsó de mala manera y sin contemplaciones del palacio del Elíseo. La venganza la sirvió Trierweiler en el frío plato de un libro que ha sido súper ventas en Francia y que ha contribuido a restaurar su maltrecha economía tras dejar de ser la primera dama.

Ayer, las declaraciones concedidas al diario «Le Parisien» a propósito del viaje a Cuba y Haití del presidente Hollande y la ministra de Medio Ambiente, Ségolène Royal, quienes comparten cuatro hijos en común y un pasado como pareja, manifiestan que Valérie ni perdona ni olvida.

A la pregunta del medio sobre el hecho de que a Royal cada vez se la vea más cerca de Hollande (los medios franceses les han bautizado como «Los reyes del Caribe»), Trierweiler reconoce que «son inseparables. Esto supera a sus propios hijos».

Y añade: «Ambos (François y Valerie) comparten un gusto inmoderado por la política. El poder es su razón de vivir, su obsesión común. Durante mucho tiempo, lo que interesaba era saber cuál de los dos accedería al Elíseo. Se decidió. Cuando en 2005 su rivalidad acabó con su complicidad, yo fui fundamental en la conquista del poder. Yo era una ingenua. Yo creía en el amor, pero en su historia no había espacio para otra mujer. Ahora pueden estar juntos y ayudarse mutuamente, así como utilizar los medios de comunicación en su propio beneficio. Nada nuevo bajo el sol».

Gayet, por la puerta de atrás

Sobre Julie Gayet, que recientemente se instaló en el Elíseo, aunque de manera muy discreta, Valérie no se pronuncia. Precisamente el semanario «L'Express» cuenta que tal es la discreción de Gayet en el palacio presidencial, que casi pasa desapercibida para el personal que trabaja en el mismo. Al parecer, la actriz entra «por el jardín, nunca lo hace por la puerta principal», dicen fuentes cercanas al presidente. Es más, algunos funcionarios que trabajan allí a diario comentan que jamás han visto a la novia del presidente: «Me gustaría verla en la vida real, no en las películas, se lamenta un consejero. En general, según el medio, Gayet es tabú en el Elíseo y el personal funciona como los monosabios: «No vemos, no oímos y no hablamos con el jefe de Estado sobre este asunto». «La única señal de su presencia es el té, que consume en grandes cantidades», explican.

Hay una cuestión clave en toda esta opacidad: Julie Gayet no puede costar dinero al Tesoro público. Tal vez ella ha tomado buena nota sobre la caída de Valérie Trierweiler.

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