Shock fotografiado para un reportaje de una revista masculina realizado en 2011
Shock fotografiado para un reportaje de una revista masculina realizado en 2011 - «MEN's Health»

Un congresista republicano dimite por hacerse un despacho a lo «Downton Abbey»

Aaron Schock, congresista por Illinois, también es acusado de costear su tren de vida con dinero público y facturar kilómetros de más

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Lo quería todo y ahora corre el riesgo de quedarse sin nada. Aaron Schock, un atractivo miembro del partido republicano de los EE.UU., se ha visto obligado a dimitir de su escaño por una sucesión de escándalos relacionados con su elevado tren de vida financiado, eso sí, con dinero público. Al parecer, el desencadenante de la dimisión de Shock ha sido un informe aparentemente inofensivo publicado por y según informa «The Washington Post», en el que se mostraba la rehabilitación de su despacho en el Capitolio al estilo «Downtown Abbey». El capricho ha sido facturado al precio de 37.700 euros, por supuesto, con dinero público que tendrá que reembolsar.

En un comunicado emitido ayer, Aaron Schock anunciaba «mi dimisión como miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, a partir del 31 de marzo.

Lo hago con el corazón encogido. Servir a la gente del distrito 18 es el mayor honor que he tenido en mi vida».

Elegido en 2009, Shock venía siendo objeto de escrutinio al ser acusado de usar fondos de los contribuyentes para costear cenas, vuelos en jets privados e incluso entradas para conciertos. Por otro lado, la web Politico puso en cuestión el reembolso de miles de euros que recibió el congresista por el kilometraje de su vehículo personal. Al parecer, facturó a nombre del gobierno federal y de su campaña cerca de 274.00 kilómetros en su coche personal, entre enero de 2010 y julio de 2014. Sin embargo, cuando vendió su vehículo, un Chevrolet Tahoe, en julio de 2014, el coche solo tenía registrados 128.000 kilómetros. Se llevó el ingreso de 145.000 kilómetros de más.

El afán de protagonismo del político ahora en horas bajas le ha llevado a protagonizar pintorescos reportajes (entre otros, una portada de «Men's Health») o a declarar como «vicios inconfesables» su hábito de «leer 30 revistas al mes». Un vicio bastante inocente, por supuesto. Pero no así su empeño en ser el primero en todo, según el «The Washington Post»: subir a la cima y caer estrepitosamente.

Tras la dimisión de Aaron Shock, la decoradora de su nuevo despacho, Annie Brahler, se apresuró a confirmar al «TWP» que la idea de hacer algo al estilo «Downton Abbey» fue del político republicano, aunque elogio, eso sí, su «mente abierta a la hora de consentir un color tan vibrante para las paredes». Rojo marsala, el color de moda.

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