La imagen publicada por Elisabeth von Thurn und Taxis en su cuenta de Instagram
La imagen publicada por Elisabeth von Thurn und Taxis en su cuenta de Instagram - instagram

La «sin techo» parisina que lee «Vogue»

Una editora de la revista publicó en su Instagram la fotografía de una «homeless» leyendo la glamurosa cabecera. La imagen ha abierto el debate en las redes sociales

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«París está llena de sorpresas… y de lectores de ''Vogue'', incluso en rincones inesperados». Esta simple frase ha sido la chispa que ha desatado un acalorado debate en las redes sociales. La princesa Elisabeth von Thurn und Taxis, editora de moda de «Vogue» en Estados Unidos, publicó estas palabras en su cuenta de Instagram para explicar una imagen en la que se ve a una mujer «sin techo» leyendo un ejemplar de la glamurosa cabecera. La aristócrata, que realizó la instantánea el pasado sábado durante la Semana de la Moda de París, jamás imaginó que su ingenio pudiera llegar a herir tantas susceptibilidades.

«Cruel», «bochornoso» y «de mal gusto» han sido algunos de los comentarios que ha recibido la editora de 32 años, hija de la famosa «princesa punk» Gloria von Thurn und Taxis.

«¿Por qué me tachan de cruel? Para mí esa persona es tan digna como cualquier otra», respondió Elisabeth, que es escritora y trabaja en «Vogue» desde 2012. La web «Fashionista», una de las más leídas por los seguidores de la moda, incluso ha calificado a la aristocrática periodista de persona «con dudosos gustos». «Las cosas que ella escribe en ''Vogue'' y en las redes sociales suelen rozar la línea entre entretenimiento aspiracional e inquietante desfasaje. Esta vez ha cruzado la línea», afirma la web, que ha tildado la cuenta de Instagram de la princesa como «un verdadero tesoro de citas absurdamente elitistas».

Solo cinco horas después de haber publicado la fotografía, Thurn und Taxis borró la incómoda imagen para intentar apagar el incendio. Pero ya era demasiado tarde: Emanuella Grinberg, periodista de tecnología de CNN, se hizo eco de la imagen y la noticia corrió como la pólvora en Twitter y Facebook. La princesa no ha querido hacer comentarios ni responder a quienes la acusan de «insensible», pero ha utilizado su cuenta de Instagram para pedir unas sentidas disculpas. «Os quería hacer llegar mis más sinceras disculpas por la ofensa que ha causado mi post», escribió la periodista, que en 2009 publicó un libro sobre su fe cristiana con prólogo de Georg Ratzinger, hermano de Benedicto XVI.

«Vivir en la calle no es broma»

Pese a las disculpas de Thurn und Taxis, el tabloide británico «Daily Mail» ha hablado con la «sin techo» en cuestión para continuar el acoso y derribo contra la periodista de «Vogue». «No está bien retratar a gente que vive en la calle, no es cortés. No es broma vivir en la calle», dice Maryse Dumas, de 65 años. «Míreme rodeada de toda esta basura, es feo. Es duro vivir en la calle. Por las noches hace frío y, si no duermes, te enfermas. Me duelen las piernas y estoy perdiendo los dientes», explica esta mujer sin hogar que, pese a vivir en la calle, reconoce ser «fan» de «Vogue»: «Me gusta esa revista por sus colores. Pero no guardo los ejemplares. Una vez que leo algo lo tiro».

Lo que pocos saben es que Thurn und Taxis y su familia, una de las más ricas de Alemania, ayudan a cientos de «sin techo» en Ratisbona, la ciudad natal de esta milenaria dinastía alemana que hizo su fortuna desarrollando el correo postal en el siglo XV. De hecho, la princesa Gloria y sus hijos dirigen un comedor social dentro de los muros del palacio de San Emerano, uno de los más grandes de Europa. La matriarca del clan no solo financia el comedor y otros proyectos comunitarios, sino que también sale por las calles de su ciudad para dar de comer a muchos «homeless».

Dumas no recuerda haber sido fotografiada: «Mucho menos por una princesa...». Aún así exige unas disculpas cara a cara de la mujer que la ha hecho famosa. «Mi nombre abre puertas, pero también despierta muchos prejuicios y envidias», reconoció Von Thurn und Taxis a ABC en 2012, cuando daba sus primeros pasos en «Vogue». Parece que esta vez el apellido le ha jugado una mala pasada y ahora tiene que pedir perdón. Nobleza obliga.

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