La casa de los mejores y peores recuerdos de Isabel Pantoja

«Paco, no te vayas!». Ese grito desconsolado, entre lágrimas y sollozos, fue uno de los últimos que lanzó Isabel Pantoja (58 años) el 27 de septiembre de 1984. Estaba en el dormitorio que había compartido con Paquirri durante los 17 meses que estuvo casada con el torero. Después de ese grito y tras enterrar a su marido, Pantoja se recluiría en Cantora para vivir en soledad el duelo de perder a su marido.

La casa de la sevillana calle Ramón de Carranza (actualmente Flota de Indias) quedó cerrada durante un tiempo. Pantoja no quería regresar al pasado. La última noche que pasó allí, retiraron su cama de matrimonio para colocar el féretro con el cuerpo de su marido (izq., el gentío frente al portal).

En las paredes colgaban los discos de oro de ella y fotografías taurinas de él.

Pese a lo vivido allí, Isabel no quiere deshacerse de esa vivienda. Fue la primera casa que compró con el dinero ganado como tonadillera. Fue la vivienda que compartió tras desposarse. Y fue, sobre todo, donde despidió a Paquirri.

Por eso ahora que Hacienda le permite vender algunas de sus viviendas para saldar la deuda con el Fisco, Isabel se deshace de cualquiera de sus casas menos de esa. Vende La Moraleja, vende la finca «Cantora», que heredó de Paquirri, y también varias propiedades en Sevilla. Pero ni hablar de la casa de Ramón de Carranza. Y eso que atendiendo a la zona -frente al recinto ferial-, y a sus metros, podría solucionar sus problemas y pedir por ella más de un millón de euros. La casa de la calle Flota de Indias número 20 (el portal contiguo), de 135 metros están a la venta por casi 400.000 euros.

La vivienda, fueron en su momento dos casas contiguas, según recuerdan las crónicas del velatorio del maestro. Aparte de varias terrazas y dos cocinas, tienen un salón «con estantes de madera de nogal cubiertos de álbumes de fotos colocados por colores». También tiene ocho cuartos de baño, según algunas fuentes hace unos años la Pantoja se desprendió de una de las dos casas, que en su momento estuvieron contiguas.

Pero ya nada es lo que era. Treinta años después de la muerte de Paquirri, su casa está cerrada e hipotecada, su finca en venta y la casa de Ramón de Carranza ahora sita en la Avenida Flota de Indias. El tiempo cambia hasta el nombre de las calles. Aunque Isabel quiera conservar algo de su pasado más dorado.