Tita y el barón en Villa Favorita
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Carmen Thyssen: «Villa Favorita no se ha vendido todavía»

La baronesa desmiente a ABC esta información, aunque reconoce que están negociando la operación

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Parece que la prensa de Lugano (Suiza) tiene más ganas que Carmen Thyssen de que se venda Villa Favorita. Desde hace dos meses los rumores sobre que la vivienda suiza que Cervera heredó de Heini Thyssen estaría a punto de cambiar de manos no paran de sucederse. Esta misma mañana un medio de comunicación español aseguraba la noticia. Sin embargo, Carmen Cervera la niega a ABC. «Villa Favorita no se ha vendido todavía», explica en conversación telefónica con este diario.

Lo que sí reconoce la exmiss es que existen «negociaciones» para cerrar esa venta «que aún no se ha llevado a cabo». Cervera dice no entender por qué se publica que ya se ha vendido cuando no es así. En el entorno personal de la baronesa también desconocen la venta: «Carmen no nos ha dicho nada», explican.

La prensa del cantón asegura que, pese a que Carmen en un primer momento pedía 88 millones de euros por la vivienda, los compradores le están ofreciendo una cifra aproximada de 65 millones.

La baronesa puso la vivienda a la venta en 2012 después de confesar sus problemas de liquidez. Sin embargo, después de recibir «numerosas ofertas que no se materializaron», según explicaron sus abogados, la exmiss decidió retirar el cartel de «se vende».

Una venta complicada

Para Carmen la venta de Villa Favorita no solucionaría solo sus problemas de liquidez, sino que acabaría sus problemas con el gobierno de Lugano. Según se publicó en diciembre en ABC, el cantón, tras un descencuentro con el barón, sancionó una ley que obliga a vender toda la propiedad a un solo comprador. No se puede dividir en parcelas.

Fue el periodista británico David Litchfield quien desveló estos problemas. Según recuerda, los desencuentros entre el matrimonio Thyssen y las autoridades del cantón suizo comenzaron en 1988, cuando en Lugano se enteraron del contrato de arrendamiento que firmó el barón con el Gobierno español para traer su colección y abrir una pinacoteca. En Suiza vieron ese movimiento como un desprecio, más aún después de cobijar la valiosa colección del barón durante décadas.

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