Segunda vida para un cuartel de la Guardia Civil en Chiclana
El Cuartel del Mar acaba de abrir sus puertas como un restaurante y terraza-mirador, donde saborear atún de almadraba y las mejores puestas de sol
Frente a la playa de la Barrosa, sobre un baldosín marrón en letras de color amarillo puede leerse «Todo por la patria». Bajo él, en una moderna terraza, un grupo de comensales disfruta de un agradable almuerzo. El rótulo mantiene vivo el pasado del edificio. El cuartel de la Guardia Civil de Loma del Puerco, en Chiclana de la Frontera (Cádiz), reconvertido en el Cuartel del Mar , un nuevo espacio del grupo Azotea que cuesta definir. Mucho más que un chiringuito, mucho más que un restaurante de playa, un lugar que aúna lo mejor de cada concepto con aires renovados.
El cuartel se mantuvo activo hasta finales de los años 70. Allí residían los guardias civiles con sus familias en unas condiciones adversas, como bien relata Miguel Gilaranz en su novela «Casa cuartel de la guardia civil» . «No disponen de energía eléctrica, ni agua corriente, ni duchas, ni aseos...».
La parcela ocupa unos 2.000 metros cuadrados y tras una profunda remodelación a cargo de la arquitecta Paula Rosales y decoración firmada por Alejandra Pombo se inauguró el pasado junio. Se divide en un patio central, un ala dedicada al restaurante, una terraza y una azotea con vistas al mar y a la Torre del Puerco, antigua atalaya militar del siglo XVI utilizada entonces para vigilar la costa en prevención de ataques berberiscos. La otra ala se destina a un espacio cultural, de momento, exposiciones y exitosas subastas de artistas cercanos.
La gastronomía está a cargo de Manuel Berganza, chef ejecutivo de Azotea Grupo . Imprescindible probar las alcachofas a la brasa con queso Payoyo o sus coquinas a la plancha con un toque de Jerez. Si se trata de hablar de atún, la apuesta es bien fuerte: el tartar de lomo de atún rojo de almadraba.
La apertura del Cuartel del Mar es solo uno de los grandes reclamos de Chiclana de la Frontera para este verano atípico de mascarilla y chanclas. Merece la pena relajarse en el spa de las Salinas Santa María de Jesús, con baños de fango o masaje exfoliante con sal, o hacer una cata en la bodega Manuel Aragón.
En cuanto al alojamiento, el hotel Gran Meliá Sancti Petri sigue siendo uno de los referentes del lujo y calidad de la zona . Reabrió sus puertas el 22 de junio con todas las medidas de protección y seguridad recomendadas. La buena cocina dentro del complejo hotelero está garantizada en el restaurante Alevante con una estrella Michelin y un Sol de la Guía Repsol. Liderado por el chef Ángel León, la carta ofrece dos menús degustación basados en los grandes éxitos de Aponiente.
