Maixabel Lasa, la mujer real y viuda de una víctima de ETA que se esconde tras el Goya de Blanca Portillo

Iciar Bollaín con su película ha puesto en valor la historia de Maixabel Lasa, la viuda de ETA que luchó por reconciliarse con sus verdugos

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Blanca Portillo posa junto a Maixabel Lasa en la alfombra roja de los Goya Reuters / Vídeo: Momento en el que Blanca Portillo es galardonada con el Goya a mejor actriz

Miriam Villamediana

Ni los destellos de los vestidos de Blanca Portillo y María Cerezuela , ni las elegantes pajaritas de Luis Tosar y Urko Olazabal consiguieron eclipsar la presencia de Maixabel Lasa en la alfombra roja de los Goya. Con un traje sencillo y un bolso colgado del hombro, intentó pasar desapercibida entre el equipo de Maixabel, pero salió del Palacio de las Artes Reina Sofía de Valencia convertida en una de las protagonistas de la noche.

«Es casi de justicia poética que lo que Maixabel hace en la vida trascienda y llegue a más gente», explicaba Blanca Portillo a los medios de comunicación después de alzarse con el Goya a la mejor interpretación femenina. Y es que esa mujer menuda con gafas y el pelo canoso es el verdadero pilar que ha permitido construir la última cinta de Icíar Bollaín.

La vida de Maixabel Lasa dio un vuelco el 29 de julio del año 2000. Su marido, Juan Mari Jáuregui , había venido unos días a su Legorreta natal después haberse trasladado a trabajar a Chile. Decidió poner tierra de por medio después de saberse objetivo de ETA por ocupar el puesto de Gobernador Civil de Guipúzcoa durante el Gobierno de Felipe González. Aquel sábado había quedado con Jaime Otamendi, entonces jefe de Informativos de la televisión pública vasca, y mientras los dos tomaban un café en una mesa, dos terroristas del comando Buruntza le dispararon un tiro en la nuca .

A partir de ese día Maixabel se prometió así misma seguir con el trabajo que su marido, con el que llevaba casada más de 25 años, había dejado a medias. «A Juan Mari le mataron por tender puentes entre distintos», explicó Maixabel en el documental Zubiak (puentes en castellano), el primer capítulo de la serie de Movistar + 'ETA, el final del silencio'.

Y empeñada en tender esos puentes un año después del asesinato de Jáuregui aceptó el cargo de directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco . Poco después recibió críticas tanto de asociaciones de víctimas como de partidos políticos cuando decidió que la oficina atendería «por igual» a víctimas de todas las violencias.

Encuentros restaurativos

En el año 2011 fue también pionera de los encuentros de justicia restaurativa que se pusieron en marcha en el marco de la llamada Vía Nanclares . Ese mismo año se entrevistó con Luis Carrasco, el etarra interpretado por Urko Olazabal en la película. También se ha sentado en una mesa con Ibon Etxezarreta, el personaje de Luis Tosar , a quien le llegó a decir que prefería «ser la viuda de Juan Mari» que su «madre». Y el año pasado también ha pedido reunirse con ella Patxi Makazaga, el tercer integrante del comando que asesinó a su marido.

Maixabel ha contado en más de una ocasión que accedió a estos encuentros porque estaba convencida de contribuir a la «convivencia en el País Vasco y también en España» . Y es precisamente la historia de cómo se gestaron estas reuniones la que ha querido reproducir Iciar Bollaín en su cinta. «La película refleja bastante lo que sucedió», reconoce Lasa ,que una y otra vez ha explicado que salió «reconfortada» de los encuentros con los asesinos de su marido porque le sirvieron para quitarse «un gran peso de encima».

Lasa reconoce que al mirar a Blanca Portillo se ha visto reflejada a sí misma. Por eso cuando ya en la madrugada del domingo Paco León anunció el Goya para la actriz, no pudo contener su emoción. «Declaro mi amor incondicional a Maixabel Lasa, por poner luz en el mundo, por hacer de este mundo un lugar mejor, por luchar por ello y por no rendirte nunca», le dedicó Portillo desde el escenario después de que la Maixabel real y la Maixabel ficticia se fundieran en un intenso abrazo. Prometieron celebrarlo en privado con una botella de Chardonay, con la que brindar por la memoria de Juan Mari Jáuregui , «el verdadero protagonista» de la película junto con el resto de víctimas que «se fueron de forma absolutamente injusta».

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