Los tres meses de calvario de los vecinos de Martínez Campos

El Ayuntamiento ha ampliado la declaración de ruina. La obras y el exódo vecinal se alargarán, calculan, hasta septiembre

Obras de demolición del edificio de Martínez Campos JAIME GARCÍA

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Unos llevan fuera de sus casas dos meses y aún les queda, por lo pronto, otro. Y los que no se han visto obligados a marcharse para evitar riesgos conviven con el polvo y el ruido constante que se cuelan por cualquier resquicio de sus hogares. «A ver si acaban pronto», explica Gerardo, barra de pan en mano, abriendo el portal de su casa. Así resume el día a día que soportan los afectados por los dos colapsos del edificio situado en el número 19 del paseo del General Martínez Campos (Chamberí) que se vino abajo como un castillo de naipes.

El primero y mortal (22 de mayo pasado) sepultó a dos trabajadores de 56 y 42 años, respectivamente. Tras esa tragedia, las fuertes tormentas causaron otro hundimiento : el de parte de la estructura que quedó en pie, declarada por el Ayuntamiento de Madrid en ruina parcial, una catalogación que tuvo que ser ampliada después. Antes de llegar a ese punto, el último incidente (3 de junio) complicó, y de qué manera, las tareas de demolición previstas. Además, produjo un nuevo éxodo. Este no fue masivo, afectó a 21 familias, aquellas cuyos pisos comparten muros medianeros con la finca siniestrada. Eran siete por inmueble, de los números 15 y 21 del General Martínez Campos y del número 62 de la calle de Viriato, la parte trasera de la finca derrumbada.

Elementos estructurales

La medida de seguridad adoptada en junio por técnicos municipales pretendía evitar riesgos innecesarios, dada la inestabilidad de la finca. De un lado, impidió el acceso a los trabajadores ante el peligro de nuevos desprendimientos , ya que «no se podía garantizar la seguridad de las personas», por lo que había que replantearse cómo actuar. Estimaron que tardarían un mes en acabar con las tareas más farragosas. Así se lo comunicaron a los desalojados, tal y como indicó el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo.

Sin embargo, los plazos se retrasaron de manera forzosa al ampliar el Ayuntamiento en julio la zona declarada en ruina parcial inminente a casi todo el inmueble colapsado. «Hay más superficie dañada y, para asegurar la fachada principal, la de Martínez Campos que goza de un nivel de protección parcial, se va a mantener la primera crujía, es decir, el espacio entre los dos muros de carga», precisaron fuentes municipales.

A finales de ese mes regresaron todos los desalojados, salvo los del 21. ¿La causa? Ambos edificios (19 y 21) tienen elementos estructurales que se apoyan en la pared maestra que comparten. Volverán en septiembre. «Dentro de un mes, aproximadamente, en cuanto terminen por completo las obras de demolición (de toda la zona declarada en ruinas) y apeo del inmueble que se vino abajo. Son unas labores de extraordinaria complejidad y primamos la seguridad de los residentes», indican desde el Ayuntamiento, que se hizo cargo de esta tarea de forma subsidiaria ante la renuncia de la propietaria –Rockefeller Group–, la promotora y la constructora que realizaban apartamentos de lujo –Richelieu Development y Aldesa–. A todos ellos les pasará la factura. De toda esa ardua tarea se encarga la empresa Ortiz.

Los vecinos afectados, que pueden entrar en sus viviendas dos días a la semana , martes y jueves, para recoger ropa, enseres o cualquier documentación, de 18.30 a 21.00 horas, ven el final más lejano, al igual que los que permanecen en sus hogares.

Varios desalojados vuelven a casa a recoger sus pertenencias MAYA BALANYA

«Nos dijeron que estaríamos fuera un mes y no nos lo creímos. Y ahora tampoco», explica María, mientras arrastra una trolley. Regresará cuando no haya riesgos. Y estos permanecen. De hecho, la demolición se sigue realizando con dos grandes grúas : una de ellas, instalada en julio, destruye los forjados; desde la cesta de la otra, los obreros hacen lo propio a mano: picando los muros y/o materiales inestables del interior para evitar daños colaterales. Siguen sin entrar. «Se está demoliendo a besos, de forma delicada», precisan las fuentes.

De las ocho plantas del edificio (que tenía locales comerciales y garaje en el bajo), se han eliminado ya tres –dos se desplomaron en la parte trasera de la calle de Viriato tras los colapsos–. El Ayuntamiento calcula que cuando lleguen a la primera los operarios podrán entrar por ahí con maquinaria para retirar las toneladas de escombros que se amontonan dentro.

La demolición afectará a toda la construcción declarada en ruina y a la fachada de la calle de Viriato. La de Martínez Campos ha sido reforzada y apuntalada con cuatro pilares de hormigón y un armazón metálico. «Desde la azotea veo todo lo que queda por hacer yhay mucha tela que cortar», indica Manuel. «Las obras son una lata, de 08.00 a 18.00 horas no hacemos más que tragar polvo y oír ruidos».

«Problemas para alquilar»

La gente que se ha tenido que mudar está desesperada, indican sus convecinos. Menos mal que son pocos. «Los que no tienen una segunda residencia han recurrido a familiares, pero los que han optado por alquilar han tenido problemas ya que no conseguían el arriendo por tan poco tiempo», explican José y Andrés. A algunos su seguro privado les cubre esos gastos. «Esto parte por la mitad a cualquiera. Y eso que, al coincidir con las vacaciones, todo se hace más liviano, pero como en tu casa en ningún sitio. Aunque, hay que pensar que peor suerte han tenido los fallecidos », recalcan.

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