Quién es Peseto Loco, el polémico líder de los taxistas

Exboxeador y amigo de la líder de Hogar Social, amenaza con que la «guerra de verdad» está en Fitur

«Peseto Loco», con la líder de Hogar Social Madrid

S. L.

Es conocido por sus salidas de tono, pero lo último que se ha visto de él son sus lágrimas. El nombre de Nacho Castillo no lo conoce nadie, pero sí su apodo: « Peseto Loco », mote que le pusieron en su gimnasio a una de las caras visibles de los taxistas. Nacho Castillo nació en Algete en 1982, fue boxeador profesional en peso medio y semipesado –por aquel entonces lo llamaban «Zurdo Loco»– y estuvo condenado en 2016 por disparar con una pistola de aire comprimido contra un Cabify . En todo momento, él sostuvo que no había sido y que lo hizo para proteger a otro compañero: «Los taxistas donarían dinero para pagar mi sanción». Pertenece a la plataforma Caracol , una de las más radicales dentro del gremio.

Peseto lleva toda la vida en el taxi. Su padre se dedica a lo mismo y ahora él tiene la voz cantante en la revolución. Su foto con la líder del grupo de extrema derecha Hogar Social, Melisa D. Ruiz , fue objeto de críticas, a pesar de ello él niega vinculación alguna con ideas ultraderechistas.

Su actitud es una de las que los taxistas pretenden erradicar. Utiliza botes de humo, pitadas e insultos para «liarla un poquillo». Esa es su expresión preferida. «La guerra está en Fitur , pasado mañana empieza, tenemos que tener esto invadido. Quiero a todos los taxis aquí», dijo dos días antes de que comenzase la huelga. Sus «secuaces» le hicieron caso. «Esto se acabó, ahora empieza la guerra de verdad», se atrevió a amenazar a las administraciones públicas: «¿Me estáis escuchando, Comunidad de Madrid ? Se acabó. Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra. Esto es lo que vais a tener, guerra».

Él lo que quiere es «morir matando» y demostrar «la fuerza que tenemos los taxistas como gremio ». Tengan las consecuencias que tengan. Además de llamarlas «cucarachas», tilda a los VTC de «asesinos»: «Están asesinando a 100.000 familias». Y eso que él, antes de ser taxista, trabajó para una empresa de las mismas características. Recogía gente de un medio de comunicación y la llevaba a su trabajo. Eso lo defiende porque «no es lo mismo que Uber y Cabify».

Ahora se pasa día y noche frente a Ifema . Duerme en el coche y, para dar ejemplo, ademá de vestirse con ropa de combate –como presagio de sus intenciones– no se mueve en ningún momento del lugar ni acude a su casa. Lo único que estos días ha hecho cambiar su duro semblante ha sido el hablar de la situación. «En Barcelona se manifiestan y les aplauden. Aquí nos insultan», dijo el exboxeador al tiempo que dos lágrimas caían por sus mejillas. Asegura que seguirá en Fitur «el tiempo que haga falta».

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