Llévese un ecologista a su casa: «Nuestro hotel es un polideportivo»

La Universidad Complutense de Madrid habilita 425 plazas para los ecologistas

Alexandra y Dominic vigilan a Benjamin y Finlay, que «plantan» árboles en el césped de la UCM FOTOS: GUILLERMO NAVARRO

Carlota Barcala

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Finlay y Benjamin corretean a sus anchas por el césped del Campus Sur de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ajenos a que a su lado decenas de jóvenes juegan al rugby. «Mamá, ¿para qué sirve este césped? Vamos a plantar árboles que son buenos para el planeta», dice el mayor de los niños, de solo ocho años . Su madre, Alexandra, los observa desde la ventana de la autocaravana con la que llegaron el viernes a Madrid para asistir a la Cumbre del Clima. En cuanto su hijo se lo pregunta, ella sale del vehículo con una bolsa de semillas que los niños no dudan en tomar entre sus manos como si fuese su juguete más preciado. Las carreras se terminan y comienza entonces un infantil trabajo de jardinería que desempeñan con entrega.

La familia, compuesta también por el padre y una señora que hace de abuela, ocupan cinco de las 425 plazas que la UCM ha puesto a disposición de los activistas. «Si no nos quedáramos aquí, no podríamos haber venido porque no tenemos muchos recursos. Nuestro hotel es el polideportivo», cuenta la madre. En total, se han habilitado tres salas (la de columnas, pilates y frontón) para que hasta el 13 de diciembre el personal del evento pueda dormir y asearse. Para acceder a ellas, se han debido inscribir antes a través de la página web con su nombre y pasaporte. Una vez que llegan al recinto, un trabajador les hace el registro y les entrega unas pulseras con las que poder acceder.

Alexandra y su marido, Dominic, son británicos, pero llevan cinco años residiendo en Ibiza. Cogieron su autocaravana y, desde la isla, se trasladaron en ferri hasta la península el miércoles por la tarde. «Intentamos inculcarles valores medioambientales y concienciarlos sobre el futuro. Ellos son el futuro», dice Dominic, el padre, observando el juego de los niños. Frente al vehículo, la familia ha colocado un cartel similar al de Greta Thunberg , que reivindica la huelga escolar por el clima, lo mismo que durante esta semana van a hacer Finlay y Benjamin. «Tenemos pensado volver el día 10 a casa, pero ellos no irán al colegio hasta el viernes», explica el progenitor. Seguidores del documental «Camino a la extinción», creen que «todo lo que se ha hecho hasta ahora no ha funcionado». «Si solo el 3,5% de la población estuviese convencida en luchar por el ecologismo, el cambio podría ser real», argumenta Dominic: «Si no nos movemos, igual nos quedan pocos años. Estamos atentando contra el clima; esto es por la supervivencia de todos. Ojalá ellos tengan un mundo sin migración, sin desiertos, sin guerras».

Los británicos no son los únicos que en ese momento intentan registrarse en las zonas comunes. Ximena y Matilde, chilenas, buscan, cargadas de maletas y pancartas contra el presidente Sebastián Piñera, los edificios acondicionados. Al igual que la familia, el recinto universitario es su única opción de alojamiento en Madrid. El grupo de las dos mujeres, que llega a cuentagotas, lo forman 50 compatriotas que pretenden denunciar la «violación de Derechos Humanos en Chile». «Algunos hemos venido en tren, otros en autobuses y, los menos, en coche privado», explican las mujeres. Son las primeras en entrar al edificio donde se practica frontón y se quedan con el mejor sitio –a la izquierda de la puerta–, en el que colocan las maletas y varias esterillas que para que nadie lo ocupe. Frente a ellas está el baño, normalmente vestuario, que estos días usarán los voluntarios. «Al menos tiene calefacción, que se agradece», dicen ya ataviadas para la protesta, con pañuelos que piden la dimisión de Piñera.

Reivindicaciones sociales

Los chilenos conforman, según las ONG que organizan la Cumbre Social del Clima, el grupo mayoritario de activistas extranjeros estos días en Madrid. «No solo llegan desde el país, sino de otras partes de España o países de Europa. Hay muchas organizaciones que han surgido de chilenos expatriados y que se están organizando en torno a las reivindicaciones sociales del país», cuenta uno de los organizadores encargado, en este caso, de la logística y de buscar alojamiento.

«Nunca debieron dar a nuestro país la presidencia de la Cumbre. No hay política medioambiental, sino todo lo contrario, con zonas completamente contaminadas», explica, tajante, Ximena.

Los polideportivos de la Complutense no son los únicos que se han habilitado. En Alcobendas existe un complejo que acoge a 200 manifestantes , la misma cantidad que otro de Getafe. «En Madrid capital no hemos podido alojar en ningún otro sitio porque ni el Ayuntamiento ni las juntas de distrito lo han facilitado», explica el organizador, que cifra en 1.000 los ecologistas que han pedido ayuda por escasez de recursos.

Victoria y Robert conversan en su casa, en Retiro

Pero esta forma de alojamiento no es la única que ha surgido en Madrid durante la COP25. Fridays for Future, Ecologistas en Acción, Greenpeace y Extinction Rebellion publicaron, hace dos semanas, un formulario para que voluntarios españoles acogiesen, de forma gratuita, a los activistas en sus viviendas particulares. En total, salieron 70 casas solidarias . Una de ellas es la de Victoria, situada en el distrito de Retiro, que durante una semana comparte conRobert, holandés de 32 años. Desde que el chico llegó a Madrid el martes, los curiosos compañeros mantienen charlas nocturnas sobre las políticas medioambientales, a pesar de la diferencia de edad que hay entre ellos: 36 años. «Necesitamos actuar y, por suerte, el mensaje está calando. Yo recuerdo que cuando mi hija tenía 10 años me empezó a incitar a reciclar, a cerrar el grifo mientras me lavaba los dientes... Esos pequeños gestos también ayudan», cuenta Victoria, que lleva a acogiendo a personas en la habitación contigua desde que tenía 28 años y vivía enCalifornia: «El mundo es lo suficientemente malo como para no ser generosos y luchar por lo mismo».

«La Cumbre solo representa a los políticos y los intereses empresariales, pero no da voz a le gente que verdaderamente lucha por el cambio climático», opina, a su lado, el joven, que siente que el planeta está entrando en un «callejón sin salida, movido por motivos económicos».

Las organizaciones recibieron en menos de una semana 100 solicitudes para pernoctar en casas particulares: «En general, la mayor parte de las personas que se han ofrecido pertenecen a las asociaciones. La idea era destinar las viviendas a personas con necesidades especiales que solo podían venir a Madrid si era de esta forma». Los que se han quedado fuera, por el número de casas ofertadas, casi 30 personas, han sido enviados a hostales que pagan las propias asociaciones ecologistas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación