Los libreros auguran cierres por la gratuidad de los libros de texto

El Gobierno regional lo rebate: la ley fija criterios que favorecen a pequeñas librerías

Un estudiante prepara sus lecciones con libros de texto MAYA BALANYÀ

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Los libreros están en pie de guerra: la puesta en marcha con carácter general de la ley de gratuidad de libros de texto –que extiende el programa de préstamo de libros de forma voluntaria a todos los colegios madrileños– puede costarles el cierre de 500 librerías –la mitad de las que existen– en la región, calculan. Desde la consejería de Educación insisten, sin embargo, en que las condiciones impuestas para la reposición de estos libros por parte de los colegios se han planteado pensando en favorecer a las librerías de proximidad.

Tanto el secretario del gremio de libreros de Madrid, Pablo Bonet, como el portavoz de la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones, Francisco Martínez , prefieren la opción del «cheque-libro» , con el que las familias compran su lote de libros de texto al inicio del curso. El sistema puesto en marcha en la Comunidad de Madrid, sin embargo, se basa en el préstamo de los libros que los padres dejan en cada colegio, formando bolsas de textos que el colegio va reponiendo –cada cuatro años– con nuevas adquisiciones. Pero es el colegio, y no los padres, los que compran los libros.

El programa marco que desarrolla la Ley de gratuidad de los libros de texto, recientemente aprobado, ha desatado las críticas de los libreros y los editores. Los primeros temen que las grandes empresas tengan mejor puntuación a la hora de ser las elegidas para comprar los libros, dado que pueden proporcionar descuentos y cumplir también con otras condiciones que se evalúan, como almacenaje, recogida de devoluciones o hasta forrado de libros.

Precio fijo

José Moyano , presidente de la asociación nacional de editores de libros de texto, también rechaza el programa de préstamo porque cree que es «un despropósito legal que acaba con todo un sector» y que puede contravenir las leyes de la competencia. Los libreros critican también que se fija un precio de 150 euros por l ote de libros, que según ellos no es real sino que está «muchas veces por debajo de la venta del público».

El consejero de Educación, Rafael van Grieken , explica que el acuerdo marco se ha hecho «pensando en las librerías de proximidad», y por eso se ha dividido la región en 27 lotes diferentes, y la cantidad mínima de venta al año que se les exige para participar como proveedores es «de 23.000 euros». Insiste además en que los descuentos ofrecidos «son sólo 30 puntos máximos sobre 100, y se alcanzan con un 15 por ciento de tope de rebaja; aunque se ofrezca más, no se le dan más puntos».

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