Lhardy, en riesgo de quiebra: el templo del banquete en cuyas mesas se fraguaron casi dos siglos de historia

Reyes, políticos, escritores, dramaturgos, actores y célebres científicos disfrutaron desde 1839 de los selectos manjares del restaurante de la Carrera de San Jerónimo. Para Madrid, sus salones fueron mucho más que un lugar en el que comer bien

Banquete en honor de Belisario Roldán, político, orador, autor teatral y periodista argentino, en Lhardy, en enero de 1910 Archivo de ABC
Adrián Delgado

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La vasta hemeroteca de ABC es el retrovisor a través del cual se puede viajar al pasado y medir la trascendencia de un determinado lugar. Lhardy , amenazado hoy por la quiebra, devuelve 4.233 entradas en una búsqueda rápida. Muchas de ellas son pequeños anuncios publicitarios, es cierto. Pero tantas otras corresponden a crónicas, apuntes breves o grandes reportajes que han quedado impresos para siempre en el papel y que dan muestra de la importancia que ha tenido este restaurante para la vida social de los madrileños. La primera de las entradas que ofrece data de 1891, en la publicación que precedió a este diario, Blanco y Negro , y en la que ya se hacía referencia sus célebres «pastelillos».

El dulce siempre fue uno de los mundos de Lhardy, aunque no el único. Años después, en 1905, una noticia sobre una huelga de pasteleros reivindicaba su posición en Madrid asegurando que la «pastelería fina» no se introdujo en la capital hasta la llegada de este emblemático restaurante fundado en 1839 por el suizo Emilio Huguenin –Emilio Lhardy, desde que vivió en la Villa y Corte–. Las curiosidades se suceden.

Resulta llamativo que en esa lista de resultados se repita con frecuencia la palabra 'banquete' como una suerte de apellido para este local de la Carrera de San Jerónimo, 8 . Una modalidad de festín en desuso en la que, a finales de siglo XIX y principios del XX, pocos podían competir con la sofisticación y el lujo que ofrecía Lhardy –tal vez el Hotel Inglés–. Fundador del concepto moderno de restaurante como lugar dedicado al disfrute, sus seis salones –el isabelino, el blanco, el sarasate, el gayarre, el tamberlick y el japonés– fueron el escenario de fastuosos eventos. En ellos los manjares, seguro que los más selectos de Madrid en cada una de sus épocas, no eclipsaron nunca el verdadero protagonismo de lo que allí sucedía y construían sus comensales.

A mesa y mantel, y bajo la misma decoración que hoy lucen sus paredes, la vida cultural, política, científica y social quedó allí presa para siempre. El reflejo de sus afamados espejos se traduce en parte de esas crónicas. En 1891, por ejemplo, reseñando un banquete en honor a Mariano Benlliure tras la inauguración de su estatua homenaje a Jacinto Ruiz Mendoza –héroe de la Guerra de la Independencia–, que sigue aún en la plaza del Rey de la capital. O, también, recogiendo el ágape servido tras el nombramiento de Torcuato Luca de Tena como diputado por Martos (Jaén) el 11 de abril de 1898. Su apretada agenda, con presencia de las personalidades más importantes de cada momento, hizo del restaurante un lugar frecuentado por los periodistas. Así se recoge en otro artículo de finales del siglo XIX, en Blanco y Negro, en el que se traza el perfil de un 'reporter' citando, además de Lhardy, otros locales que frecuentaban como la Cervecería inglesa en el 24 de la misma calle.

Muchos de esos célebres banquetes tuvieron lugar en sus salones a iniciativa de la prensa madrileña. En marzo de 1900, El Imparcial celebró uno con presencia de José Echegaray , el ministro Rafael Gasset y el presidente del Consejo de Ministros, Francisco Silvela , entre otros. «Con el estímulo de manjares y libaciones se han decidido derrocamientos de reyes y políticos, repúblicas, introducción de nuevas dinastías, restauraciones, regencias y dictaduras», presume, en su historia escrita, este local a sus 182 años de vida y que ha visto sentados a su mesa a Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII o a dictadores como Miguel Primo de Rivera . Su ambiente y su elegante forma de agasajar al comensal fueron elegidas en las Navidades de 1901 por el presidente del Congreso de los Diputados, Segismundo Moret , para que los diputados de partidos contrarios enterraran el hacha de guerra y estrecharan lazos.

Un lugar donde agasajar al extranjero

Lhardy se labró su propia fama como lugar exquisito. Cualquier intento por agasajar a las legaciones internacionales que llegaban a Madrid pasaron por el 8 de la Carrera de San Jerónimo. Y no solo políticos. En 1903, los asistentes a la celebración de un congreso médico internacional en la capital brindaron allí. Entre otros, ABC destacó la presencia de celebridades como el patólogo inglés Paul Brouardel , el neurólogo Paolo Mantegazza , el fisiologo francés Charles Robert Richet y el urólogo español Joaquín Albarrán y Domínguez .

Pero no siempre Lhardy fue capaz de acoger en sus lujosos salones los fastuosos banquetes que le encargaban. Así, fue habitual que sus delicias salieran de cocinas para ágapes con centenares de invitados, como el que celebró el Ayuntamiento de Madrid en honor a Émile François Loubet , presidente de la República Francesa, en octubre de 1905. Un lustro más tarde, y en el propio restaurante, en julio de 1910 V icente Blasco Ibáñez obsequió al presidente de Argentina con un gran festín como agradecimiento al trato recibido durante su aventura en el país. La crónica destaca la asistencia del entonces presidente del Consejo de Ministros José Canalejas ; el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Julio Burell ; el alcalde de Madrid, José Francos Rodríguez ; Miguel Moya , primer presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid; José Villegas , director del Museo del Prado; el escultor Mariano Benlliure ; o los pintores Joaquín Sorolla y Francisco Pradilla .

Lhardy y el Teatro Español

«Doña María Guerrero y don Fernando Díaz de Mendoza encargan en Lhardy servir sus cenas en el saloncillo del teatro. Si la obra incluye escena de mesa, como en 'Manon Lescaut', los actores tienen ante sí el menú que les envía Lhardy», recogía ABC en 1974. Dramaturgos, actores y escritores tuvieron aquí una sede permanente para el ocio y negocio. En marzo de 1907, durante los ensayos de 'Le Voleur' en el Teatro Español, Jacinto Benavente ofreció a su colega el dramaturgo francés Henri Bernstein un banquete que reunió a lo más granado de las artes escénicas y la cultura: la propia María Guerrero, Joaquín Dicenta, los hermanos Álvarez Quintero y Benito Pérez-Galdós , entre otros. Como curiosidad, el periodista destacó la ausencia de Echegaray, que no fue invitado, y que era un asiduo del local.

Cuesta encontrar presencia femenina en las tertulias y eventos que acogió a principios del siglo XX. En 1912, ABC se hizo eco de una de esas contadas participaciones, la de la escritora y crítica Blanca de los Ríos y Nostench , para poner en valor la obra de Cervantes.

Escritores, toreros y el 'Le PEN Club'

La vertiente más literaria de su clientela estuvo representada por figuras de la talla de Ramón Gómez de la Serna y José Martínez Ruiz, Azorín . Este último dejó para la memoria la frase «No podemos concebir Madrid sin Lhardy» que hoy resuena en la mente de sus propietarios y empleados ante la agónica espera del preconcurso de acreedores en el que ha entrado.

Banquete de 'Le PEN Club' en Lhardy, en 1922 ARCHIVO DE ABC / José Zegri

En 1922, Ramón Gómez de la Serna junto con José Martínez Ruiz, Azorín, fundaron el PEN Club Español, presidido por éste último. En abril de aquel año, el fotógrafo José Zegri captó en una instantánea para ABC de uno de los primeros banquetes que el club celebraría allí antes de que estallara la Guerra Civil. En abril de 1923 otra crónica relata la presencia de Azorín y Federico García Lorca entre una nutrida representación de la crema de intelectualidad de la época.

Mediado el siglo XX las celebraciones en Lhardy adquirieron un tono menos solemne. En sus salones y reservados se sucedieron homenajes a poetas como Jorge Guillén , en 1953. En él, tal y como atestiguan las fotos que conserva el Archivo de ABC, participaron el propio festejado, Alfonso Laredo, Miguel Arteche, Pepín Bello, Mariano de Cossío, Claudio Guillén, Eusebio Oliver, Diaz Crespo, Germán Bleiberg, Gerardo Diego, José María Valverde, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Vicente Aleixandre, Carlos Bousoño, Melchor Fernández Almagro, Luis Felipe Vivanco y Dámaso Alonso .

Homenaje a Manolete en el salón japonés de Lhardy ARCHIVO DE ABC

Apenas año y medio antes de su muerte, en diciembre de 1944, Manolete fue agasajado con una gran comida en el salón japonés. En una foto, arropando al torero, se puede apreciar a Raimundo Fernández Cuesta, Agustín de Foxá, Edgar Neville y José María Pemán . Cincuenta y tres años más tarde, en diciembre de 1997 el homenaje a aquella cita se repetía en el mismo lugar, con el propio Pemán y bajo la presidencia de Torcuato Luca de Tena. Poetas, cantantes, toreros y políticos recordaron al maestro Manuel Rodríguez durante un cena repleta de versos. Participaron Álvaro Domecq, Juan Valderrama, Dolores Abril o Rocío Jurado .

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