Este es «El Loco», el detenido como presunto descuartizador de su suegra en Chapinería

Emilio R. llegó a Chapinería, un tranquilo municipio de la sierra oeste, hace tan solo un mes. Este jueves fue detenido como presunto autor del asesinato de su suegra , Marisa, a la que habría descuartizado y semienterrado en el encinar del Camino de Las Maderas .

El arrestado, que estuvo desde el principio en el punto de mira de los agentes, era conocido en el municipio como «El Loco» , por su actitud conflictiva y problemática. «Parecía presidario, con tatuajes por la cara», aseguraron a este diario otros moradores. Emilio lleva tatuada una lágrima negra bajo el ojo izquierdo, además de dragones, telas de araña y motivos tribales por todo el torso.

A pesar de los pocos días que pasó en Chapinería , destacó por sus malos modos y sus supuestas adicciones a las drogas y al alcohol . Precisamente, el último día que se vio con vida a Marisa, Emilio, su novia África (también detenida) y ella estuvieron bebiendo por los bares del pueblo. «Paga todo Marisa », gritaba él a los responsables de los establecimientos. La «fiesta» se trasladó a la vivienda de dos plantas que compartían desde finales de junio. Antes de ser detenida, su pareja contó a los agentes de la Guardia Civil que la supuesta noche del homicidio, el 25 de julio, se fue a dormir dejando solos a su madre y a «El Loco». Pero los agentes no la creyeron y, tras el registro de la vivienda, la engrilletaron como coautora del crimen.

Emilio llevaba ya horas en los calabozos de la Comandancia de Tres Cantos , a los que fue trasladado ante el riesgo de fuga y tras hallar evidencias en su contra. Concretamente, se encontró sangre en la tela del sofá de la vivienda y una herramienta con restos biológicos que podría ser el arma del crimen.

Los restos de Marisa, entre los que no está la cabeza, se hallaron en un lateral del Camino de las Cabezas. Fue el martes por la noche cuando un vecino que paseaba a su perro dio la voz de alarma . Los investigadores siguen buscando el cráneo de la malograda, que podría haber sido enterrado en otra parte del encinar.