Alfonso Serrano, el otro fontanero a la sombra de Ayuso
En la Asamblea encontró el protagonismo político que nunca tuvo en el partido a nivel nacional
Hace diez años, un joven Alfonso Serrano se paseaba por los actos del Partido Popular a las órdenes de Juan Carlos Vera, el todopoderoso secretario de Organización de los populares. «Era un currito del partido», recuerdan los que trabajaron con él. Hoy se ha convertido en el otro fontanero de la presidenta de la Comunidad de Madrid en la Asamblea regional y su futuro apuntaba, hace un mes, a la Secretaría General de los populares de Madrid. Es el ejecutor de las órdenes de Ayuso y, por ello, se ha situado en la diana de Génova, que lo acusa de ser el muñidor de la estrategia de Ayuso contra Casado, en su lucha por convocar cuantos antes el congreso regional de Madrid.
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Nunca tuvo peso en Génova y siempre estuvo a la sombra de los demás; Juan Carlos Vera, Ana Mato o Juanma Moreno, que en su época de secretario de Política Local del PP incorpora a Serrano a la estructura del partido en los niveles intermedios. Siempre quiso el partido, antes que la administración, e incluso rechazó irse con Ana Mato cuando fue nombrada ministra de Sanidad. Poco a poco se fue haciendo un sitio en la Vicesecretaría de Organización y Electoral, pero nunca con una responsabilidad en el Comité Ejecutivo.
Cargos menores
Su gran oportunidad le llega cuando en 2011 la dirección nacional le hace un hueco en la listas del PP a la Asamblea de Madrid. Aunque seguía trabajando en Génova, ponía un pie en la institución que le ha dado el protagonismo político que nunca tuvo en el partido, al ocupar solo escalones menores. Su conexión con Madrid siempre fue la hoy secretaria general de los populares madrileños, Ana Camins.
Hasta 2019 no tuvo una gran proyección política y su presencia en la asamblea regional fue discreta, ocupando desde 2017 la portavocía adjunta y la Secretaría General del grupo, entre otros cargos. Su despegue definitivo llegó cuando Isabel Díaz Ayuso fue designada candidata a la Comunidad de Madrid en las elecciones de 2019. Ayuso lo hizo coordinador de su campaña, pero su intención inicial no era que ocupara un puesto entre los diez primeros de la lista, aunque finalmente, por presiones de otros dirigentes populares, cedió y le dio un puesto de relevancia.
Tampoco estaba en el guión de Ayuso que fuera portavoz parlamentario, cargo que ofreció a otros populares, que lo rechazaron. La carambola lo situó en un puesto que le dio mucha visibilidad y que se ganó después con una buena oratoria parlamentaria de defensa de los populares y hoy de la presidenta Ayuso, de la que se ha convertido en su máximo defensor.
Nunca perteneció al grupo de Nuevas Generaciones de Génova en el que estaban Casado y Ayuso, pero eso no ha sido necesario para prosperar a la sombra de la dirigente política con mayor proyección dentro de las filas populares.
En la estructura del PP de Madrid tuvo varios cargos y cuando Pío García Escudero se hizo cargo de la gestora en 2018 lo nombró vicesecretario.
Su entrega absoluta a Ayuso en la guerra con Génova lo ha alejado de los dirigentes populares que le ayudaron en sus inicios. Algunos lo acusan de ser «el brazo ejecutor» de las órdenes de Miguel Ángel Rodríguez , y otros destacan su lealtad con Ayuso en una situación difícil. Lo que sí es cierto es que su posición no es fácil, en una guerra tan enconada como la que se libra ahora en el seno del PP. Desde Génova se afirmaba que «Serrano nunca será el secretario general del PP de Madrid» , en el supuesto caso de que se celebrase un congreso y hubiera que pactar una lista de consenso para llegar a un acuerdo. Sin embargo, desde el entorno de Ayuso se afirmaba con contundencia que «Serrano será el próximo secretario general del PP de Madrid».
Serrano es uno de los daños colaterales de la batalla interna de un partido del que, dicen «le ha dado todo».
