Cartas al alcalde

Alertas

No hubo orquesta, pero la vida del parque del Retiro siguió a lo suyo

El lago del parque del Retiro ÁNGEL DE ANTONIO
Ángel Antonio Herrera

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Van cayendo a esta columna, que es buzón de ruegos y preguntas, para el lector paseante, algunas sugerencias a propósito de la vida mejor de la ciudad, que no sólo prospera con pico y pala. Últimamente, vienen insistiendo los frecuentadores del parque del Retiro en que funciona como nunca la previsión meteorológica, a las puertas del sitio, y decir que funciona es decir que la previsión resulta clara, precisa y al minuto. Como la cosa va ya tan afinada de información, no comprenden algunos vecinos que de pronto se suspendan algunas amenidades al aire libre, como el concierto de música clásica que hay programado en algunos domingos, con duración de una hora. O sea, que a veces la previsión del tiempo es buena, pero se cancelan algunos actos anunciados como si fuera a desatarse vendaval o tormenta.

Yo creo que esto usted lo conoce, alcalde. Si irnos más lejos, este pasado domingo, por ejemplo, se suspendió el concierto anunciado cuando la previsión meteorológica no era adversa sino justamente lo contrario. Nos cuentan los que allí estaban, desde el asombro, o el desconcierto, que no hubo música, por razones del clima adverso que nunca existió, ni tampoco se pronosticó, pero la parroquia, vivaqueante o no, quedó confiada y despreocupada por la zona, durante la larga mañana entera. No hubo orquesta, pero la vida del parque del Retiro siguió a la suyo, entre títeres de fantasía, bicicletas de lentitud y parejas que van pensando en la felicidad de un mundo al fin de besos sin mascarilla.

Por cierto, que cuando el tiempo se anuncia bueno, los congregados suelen sacar sus hamacas de tránsito, y las atan entre dos árboles, y allí se tienden a ver pasar el oleaje del cielo. Eso ocurrió también en este último domingo, que dejó suspendida, por el mal tiempo que no llegó, la actuación de la orquesta del parque, pero que no impidió a los visitantes cumplir una siesta de medio ojo entre los árboles, o mecerse de hamaca mientras pasa o no pasa por lo alto la vida como las cosas que no tienen mucho sentido. Lo cuento tomando otro sendero, alcalde. No fallan las alertas del clima en el Retiro, pero se pasan un poco. Quizá mucho.

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