Infancia y transexualidad

Pablo, con sólo 15 años, está empezando su segunda vida."La primera vida fue horrible porque no...

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Pablo, con sólo 15 años, está empezando su segunda vida."La primera vida fue horrible porque no me correspondía, y ahora he vuelto a nacer y estoy viviendo realmente como quiero", nos dice. Hasta llegar aquí ha recorrido un duro camino: "Me insultaban, me llamaban marimacho..." Se cambió de instituto y allí sí lo han aceptado como lo que es: " Tengo muy claro que nací hombre sin pene, con vulva." Él tuvo un apoyo total de su familia, pero no siempre ocurre así, y mensajes como los del autobús de Hazte Oír no ayudan. Rosa Toba, la madre de Pablo nos dice que cosas como ésas pueden hacer daño a niños que están indecisos o que tengan miedo a la sociedad. No se trata de que les gusten más unos juegos u otros o un corte de pelo y na forma de vestir. Penélope Alonso, sexóloga nos dice que quien vive con un menor trans ve el sufrimiento todos los días, su lucha por demostrar que no es la identidad que le asignaron la que siente. Por eso los expertos dicen que es importante que el tránsito se haga cuanto antes: "La identidad es cerebral, no tiene nada que ver con nuestro cuerpo... la identidad está establecida prenatalmente, y se expresa con lenguaje, incluso antes, con gestos..." No sólo tienen que ganar la batalla social, tienen que luchar también con los trámites burocráticos. Pablo nos cuenta_ " por ejemplo vas al médico y te llaman por un nombre que no te corresponde y la gente te mira, cuchichea, la sociedad tiene que avanzar bastante". Eva Mª Serantes, madre, nos dice que tenemos que dejar de darle prioridad a unos genitales. Ell a lo tuvo claro desde que su hijo era muy pequeño: "en su interior notaba que algo fallaba y no sabía cómo trasmitirlo, cuando lo transmitió todo encajó. Ahora ya tiene su nuevo DNI y a todos los efectos es un niño. En la transexualidad, nos dice Penélope, no es el cuerpo el que se equivoca,es la mirada de los demás. Todavía queda mucho camino por andar para que todas las miradas cambien.

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