Juan Soto - El garabato del torreón

A todo hay quien gane

Llegado el momento de fijar la tabla clasificatoria de los alcaldes más botarates de España, el de Ponteareas es muy poca cosa en comparación con el de Sabadell

A Ponteareas, famosa por el pasodoble de Soutullo y por las alfombras de flores, de vez en cuando le brota un político digno de mármol y cincel. Quiere decirse, de los que hacen historia... o historieta, que en estos casos no hay término medio. Calvo o tres pelucas.

De Ponteareas era don Gabino Bugallal , un nombre al que las criaturitas de la Memoria Histórica le buscaron las cosquillas para dejarlo sin busto y sin placa, que es algo así como si la Belén Esteban, pongamos por caso, le enmendase la plana lexicográfica a doña María Moliner.

Don Gabino, conservador y monárquico (valga el pleonasmo), fue ministro media docena de veces, además de ocasional presidente del Gobierno y numerario de un par de reales academias. O sea, un piernas y un fascistón. Un badulaque, al lado del actual alcalde de su pueblo, inventor, el bueno del hombre, de una fórmula infalible para hacer trabajar a los funcionarios a sus órdenes: a los que no aparezcan por el consistorio se les manda la nómina a casa; y a los hagan acto de presencia se les premia con un plus por tomarse tanta molestia. Ahí lo tienen: un monumento a la laboriosidad.

No digo yo que en los ayuntamientos españoles haya que establecer políticas estajanovistas , líbrenos Dios, pero entre Stajánov y Leire Pajín (¿recuerdan a aquella ministra que se ufanaba de no haber pegado palo al agua en toda su vida?) quizá quede un hueco para la sensatez y el sentido común.

Pero consolémenos los gallegos en general y los ponteareanos en particular, pues bien sabido es que a todo hay quien gane. Llegado el momento de fijar la tabla clasificatoria de los alcaldes más botarates de España, el de Ponteareas es muy poca cosa en comparación con el de Sabadell , ese genio que quiere enviar al crematorio de la Historia a Machado, a Quevedo y al general don Rafael del Riego por franquistas. A don Rafael del Riego lo ejecutaron por liberal. O sea, como si en Carral borran el nombre de don Miguel Solís. Al alcalde de Sabadell le pasan a la firma el visto bueno para guillotinar al coronel Solís y no lo duda un segundo. Que le corten el pescuezo, que se apellida como aquel ministro de Franco apodado “la sonrisa del régimen”. ¡Qué manga de mentecatos!

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