Luis Ojea - La Semana

El rompecabezas socialista

Gonzalo Caballero puede seguir instalado en el eslogan, pero por la senda por la que ha decidido ir va camino del naufragio

Una sucesión inconexa de frases huecas y eslóganes facilones no tapa eternamente la falta de iniciativa y proyecto. Es lo que le ocurre al secretario general del PSdeG, apenas capaz de articular una frase que no suene a tópico y al que no se le recuerda aportación original alguna al debate político gallego. Así, unos meses después de su proclamación, el liderazgo de Gonzalo Caballero va ahogándose en simplezas y naderías .

Se ha evidenciado esta semana con las crisis que han sacudido al socialismo en Lugo y Ferrol . En una, cautivo del pánico que le genera una cada vez más factible escisión del partido en la provincia. Y en la otra, preso de las hipotecas que contrajo durante las primarias. En ambos casos, mostrando una actitud pusilánime. Y con ello, además, exhibiendo la debilidad de su liderazgo.

De alguien que aspira a dirigir la administración pública de una comunidad autónoma se espera que al menos sea capaz de tomar las riendas de su partido. Pero ni Caballero ni su equipo parecen tener un proyecto sólido para, como tanto le gusta repetir, «abrir un tiempo nuevo en el PSdeG». Los líos y enredos del socialismo en Lugo y Ferrol son de todo menos nuevos.

Con el lastre del pasado

En Lugo, dos años después de la dimisión de José Ramón Gómez Besteiro, los restos del besteirismo siguen lastrando al PSdeG . Caballero les permitió sobrevivir en las primarias provinciales y ahora tendrá que afrontar las consecuencias.

Él acabará pagando la factura por más que pretenda lavarse las manos derivando la responsabilidad a la estructura del partido en Lugo e intente obviar la crisis en la Diputación reduciéndola a meras «disfuncionalidades». Sobre todo, si llega a materializarse la teoría que algunos ya están alimentando de una candidatura alternativa para las municipales en clave provincial en la que podrían ser piezas esenciales algunas de las viejas figuras del socialismo lucense. El temor a que algo así pueda llegar a concretarse, o simplemente el pavor a volver a perder el control de la Diputación a un año de las elecciones, puede explicar, pero no justificar, por qué andan templando gaitas y escondiéndose. Esa huida no hace más que demostrar la debilidad interna de Caballero y el miedo que él y su equipo tienen a que un fracaso en los comicios locales sirva para reactivar al sector crítico.

Y sin proyecto futuro

Eso también explicaría por qué no se siente con fuerzas para romper con algunos de sus apoyos en las primarias, hoy más estorbo que otra cosa. Porque nadie se puede creer que el futuro del PSdeG pueda pasar por personajes como Beatriz Sestayo . Es incomprensible que Caballero esté dispuesto a fiar su futuro al de figuras de este tipo.

Era evidente que marcar un nuevo rumbo en el socialismo gallego no iba a resultar sencillo tras años de despropósitos. Pero el problema se agrava si quien está al timón carece de un proyecto para la reconstrucción. Ni internamente ni en el debate público se reconoce algo mínimamente parecido a un relato coherente en ese presuntamente nuevo PSdeG.

Gonzalo Caballero puede seguir instalado en el eslogan y la pancarta todo el tiempo que quiera, pero así, por la senda por la que ha decidido ir, hilvanando tópicos, preso de sus hipotecas y carente de la valentía necesaria para romper con el pasado y tomar las riendas del partido, va camino del naufragio .

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