Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Reflexiones de campaña

Frente a la violencia no caben medias tintas. Es la mejor conclusión que se puede extraer de una campaña mediocre

Luis Ojea
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Frente a la violencia no caben medias tintas. Es la mejor reflexión que se puede extraer de una campaña mediocre que quedó marcada por la agresión en Pontevedra a Rajoy. Lo ocurrido dista mucho de ser un hecho aislado. Es la constatación de una patología social que corre el riesgo de convertirse en epidemia en esta era en la que algunos se creen modernos por vomitar sus deposiciones mentales en las redes sociales. No es solo el brutal puñetazo o la pandilla de descerebrados que jaleaban al agresor. Son muchos los que aprovechando la impunidad de internet justifican a diario todo tipo de violencia propagando el virus del odio al que piensa diferente. Y también son unos cuantos los que desde la tribuna pública contribuyen a crear un clima de crispación poco edificante.

Lo único reconfortante sería que de una vez por todas algunos partidos aprovechasen para recapacitar, aquellos para los que el insulto es la única manera que conocen de expresar la discrepancia, esos que han hecho de la criminalización del oponente su marca política, los que reivindican los escraches o los que juegan a la equidistancia con el terrorismo. Porque todo ello es a la vez el caldo de cultivo y la expresión pública de una peligrosa cultura de la intolerancia más extendida de lo que queremos creer.

Si lo ocurrido sirve de terapia de shock y algunos aprenden a condenar sin matices la violencia habremos sacado algo de una campaña especialmente anodina. Aunque en este país con una tendencia enfermiza a regularlo todo la liturgia electoral dicte que hoy estamos conminados a reflexionar, lo cierto es que muy pocos ciudadanos dedicarán su tiempo a pensar en una campaña más parecida a una “feria de las vanidades” que a un debate sosegado sobre las distintas opciones de abordar el futuro. Hasta hay partidos que sin rubor confesaron que se presentan a las elecciones sin tener ni idea de qué es Galicia. Iremos a las urnas sin que muchos hayan aclarado siquiera a quien le prestarán su voto en la investidura. Y casi nadie conoce al número tres de la lista que votará mañana. Estas elecciones se han convertido en un juego más de marcas que de ideas. Una levedad tan extrema sobre la que resulta complicado reflexionar diga lo que diga la ley electoral.

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