Industria

La agónica lucha de los trabajadores de Alcoa ante el cierre en San Cibrao

El domingo por la noche un millar de familias seguía a la espera de fumata blanca para la venta de la factoría

Un momento de la manifestación celebrada este domingo TWITTER OLALLA RODIL | Vídeo: ATLAS

P. PAZOS

La pasada medianoche concluía el plazo que se habían dado Alcoa y Liberty House para tratar de cerrar el traspaso de la fábrica de aluminio ubicada en San Cibrao, en A Mariña lucense. A primera hora de la noche todavía no se había producido la ansiada fumata blanca , primera bola de partido para un millar de familias en la cuerda floja desde hace meses, ante la previsible pérdida de otros tantos empleos en caso de no darse un acuerdo entre ambas multinacionales para pactar la venta.

Seis semanas se antojaba un plazo razonable para tratar de alcanzar un entendimiento. La realidad, sin embargo, demostró que se aterrizaría en la última jornada fijada en el calendario con los deberes sin hacer . Al fin de semana se llegó con las posturas todavía muy distantes entre estadounidenses e ingleses. En el tira y afloja, Alcoa ha venido culpando a Liberty, que es propiedad del grupo GFG Alliance, de la incapacidad para entenderse más allá de fijar el precio de venta en un euro. El resto, discrepancias.

«Dadas las demoras y las demandas no razonables de GFG, no es realista pensar que se pueda firmar un acuerdo de venta antes del 27 de septiembre, conforme a lo acordado entre Alcoa y los representantes de los trabajadores», advertía el pasado martes Álvaro Dorado, presidente de Alcoa España. Uno de los principales escollos se ha situado en el control de la refinería de alúmina, que según Alcoa fue marcado como condición sine qua non por Liberty House.

La multinacional estadounidense, que ha defendido que «ha negociado de buena fe durante todo el proceso», realizando «varias concesiones», ha acusado a su interlocutor de plantear « condiciones fuera de los límites del acuerdo firmado con el comité de empresa». Siempre según su versión, entre esas demandas imposibles de satisfacer figuraban «la petición de un contrato de alúmina de 20 años fuera de las prácticas habituales del mercado, derechos sobre una venta futura de la refinería» y una negativa a «comprometer ninguna financiación para el futuro de la planta».

La venta a Liberty, que en un determinado momento se presentó desde el Gobierno central como el mirlo blanco que vendría a salvar los muebles, es uno de los escenarios con los que cuentan los trabajadores para que no siga adelante el proceso de despido de más de medio millar de trabajadores. Alcoa aceptó parar el proceso de ERTE para 534 empleados directos al abrirse la negociación. Pero ya advirtió la semana pasada de que se reactivaría este mismo lunes. Fijando las 12.00 como hora de la reunión y Madrid como emplazamiento inicial, cambiado después por el Pazo de Cea, en Nigrán (Pontevedra).

Otro escenario sería el de la nacionalización de la planta por parte del Estado . Una fórmula que gusta al BNG y ha venido demandando con insistencia en las últimas fechas el PSdeG a través de su secretario general, Gonzalo Caballero. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, también llegó a abrirse a esta posibilidad. Pero el Gobierno gallego nunca ha dejado de recordar que sigue siendo fundamental fijar un precio de la energía competitivo y aprobar, de una vez por todas, el estatuto de la industria electrointensiva, además de dotar al sector de un plan específico de inversiones. No acometer estas medidas sería dejar cualquier solución en papel mojado en cuestión de no mucho tiempo, se ha venido advirtiendo desde San Caetano, donde recelan de parches.

Miles de personas

Lejos de quedarse de brazos, los trabajadores hicieron este domingo lo único que estaba en sus manos: echarse a la calle . Una manifestación multitudinaria, a pesar de la pandemia de coronavirus, recorrió la localidad de Xove, en el corazón de esa Mariña que tiembla como lo hace toda la provincia, ante la posibilidad de perder el 30% del PIB de todo Lugo. Miles de personas, informó Efe, tomaron parte en la marcha, a la que, incluso con la amenaza del Covid, se sumaron familiares de los trabajadores -tanto directos como de las empresas auxiliares, igualmente amenazadas-, comerciantes y vecinos, así como representantes de los diferentes partidos políticos.

La manifestación partió de la estación de tren y llegó a la plaza del Concello, donde desde la víspera (al igual que en Viveiro) se encontraban encerrados miembros del comité de empresa, en un nuevo esfuerzo por presionar a todas las partes implicadas en dar una solución para la planta de San Cibrao. « No existe justificación que impida acercar posturas », advertía la presidenta provincial del PP, Elena Candia. «Después de que A Mariña demostrase una implicación total con Alcoa, es el momento de que la empresa demuestre la implicación con esta comarca».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación