Historia de un crimen fallido: a juicio el tiroteo entre clanes gitanos en el hospital de Orense

El fiscal reclama un total de 63 años de pena de cárcel para seis miembros de una familia

Su objetivo era acabar a tiros con la relación entre la hija embarazada y un joven de un clan rival

Impactos de bala en la puerta del Complexo Hospitalario Universitario de Orense EFE

M. N.

Lo tenían todo preparado: padre, hermano y sus respectivos hijos, miembros de un clan gitano, se plantaron en la puerta del hospital de Orense para acabar con la vida de un joven de una familia rival. Según el relato de la fiscal, algunos de ellos se bajaron de un Fiat Punto de color naranja, cogieron tres armas semiautomáticas, y abrieron fuego «indiscriminadamente» a veinte metros de la entrada del complejo . No importó el número de personas que aquel 23 de mayo de 2016 podían encontrarse en el interior. Pacientes, familiares o sanitarios. Habían tomado conciencia de un objetivo: matar al hombre que acompañaba a su hija a dar a luz «y a cualquier persona de su familia que se interpusiera en la consecución de su planeado propósito».

El crimen fallido será juzgado este martes en la Audiencia Provincial de Orense, siempre y cuando la huelga que paraliza la administración de Justicia en Galicia lo permita. El fiscal pide para los seis acusados un total de 63 años y medio de prisión , repartidos en su mayoría en penas individuales de 10 años de cárcel por delitos de intento de homicidio, daños, desórdenes públicos y tenencia ilícita de armas. Uno de los miembros más veteranos del clan, D.G.M, es señalado además por un delito de atentado. En su caso la pena privativa de libertad asciende a 13 años y medio.

Aquella medianoche de mayo a Orense se le interrumpió el sueño no solo por la magnitud del objetivo --un intento de homicidio en plena calle--, sino por el lugar elegido para ejecutar el tiroteo. La puerta del Complexo Hospitalario Universitario (CHUO) acabó siendo una diana en la que impactaron una docena de proyectiles. Ninguno acabó con la vida del muchacho que acudía con la mujer a dar a luz. Solo le provocaron heridas en cabeza, cuello y hombro derecho. Su hijo también resultó lesionado en la espalda y en una pierna. Durante los disparos, la «gente atemorizada» que se hallaba en el vestíbulo del hospital llegó a colocar como barrera una máquina expendedora de bebidas.

Pero el ataque tuvo una segunda parte, tal y como relata el escrito del Ministerio Público. El clan pidió refuerzos. Llegaron un hombre y sus dos hijos en un Ford Focus «con diversas armas» en su maletero. Abriendo fuego contra el hospital se dirigían igualmente al interior del centro hasta que un vigilante de seguridad les cortó el paso. Allí, D.GM, el acusado de un delito de atentado, encañonó al vigilante bajo amenaza : «Si no te apartas, te parto por la mitad», le dijo . No se apartó y los refuerzos acabaron huyendo.

La Fiscal reclama para los seis implicados una indemnización a cada víctima de 1.500 euros y de 1.181 para el servicio gallego de salud (Sergas) por la atención médica recibida. En caso de condena, tendrán que abonar los casi 2.650 euros que provocaron en concepto de daños materiales.

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