Luis Ojea - Cuaderno de Viaje

Luz al final del laberinto

Besteiro dejó al PSdeG inmerso en una espiral autodestructiva, agravada por la fallida gestora de Pilar Cancela y el esperpéntico asalto de Abel Caballero

Luis Ojea
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Tras cuatro meses de teatro e impostura la sociedad tendrá en junio la oportunidad de clarificar qué es que lo quiere para el país. Es cierto que nos hubiésemos ahorrado mucho vodevil si los constituyentes hubiesen optado por un sistema electoral de doble vuelta pero, al fin, los ciudadanos van a tener ocasión de matizar el tablero político y encauzar la salida del laberinto en el que nos metió la irresponsabilidad extrema de PSOE y Podemos, las dos formaciones que, por el bochornoso espectáculo que han protagonizado desde el 20D, salen más debilitadas en esta nueva carrera hacia las urnas.

Los socialistas gallegos están justo al borde del precipicio. Al lamentable sainete protagonizado por Sánchez en su fallida investidura y su actitud mendicante ante los extremistas se suma el absoluto desnorte en el que vive sumida la organización en Galicia.

José Ramón Gómez Besteiro dejó al PSdeG inmerso en una espiral autodestructiva que todavía han agravado más la fallida gestora de Pilar Cancela y el esperpéntico asalto de Abel Caballero y su tropa a la sala de mando. Repetir en junio los seis escaños que sumaron en diciembre parece hoy por hoy una misión imposible.

Y eso que la Marea se ha empeñado en enfangarse en este tiempo en todos los charcos posibles. Hoy el rupturismo es una marca mucho más débil que hace cuatro meses y parece también complicado que puedan volver a superar la barrera de los 400.000 votos. Ya no podrán volver a perpetrar la colosal estafa del 20D prometiendo un grupo propio que siempre supieron que no tendrían. Y además la coalición lleva tiempo desangrándose en una guerra cainita por el poder que irá acrecentándose en las próximas semanas, primero a cuenta de cómo plantearán la candidatura para las generales y después, en el asalto final, para definir quién liderará las listas en las autonómicas.

Con todo, el mayor lastre que arrastran socialistas y rupturistas de cara a la próxima cita electoral es haber demostrado definitivamente su incompatibilidad. A estas alturas ya nadie se cree que estos dos polos puedan entenderse para conformar una alternativa coherente al centro derecha, consolidando en la esfera política nacional una idea que ya se había visualizado en Galicia en las autoproclamadas ciudades rebeldes, donde la suma de PSOE y Mareas solo ha generado caos, lío, enredos y parálisis institucional.

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