Resaca de las elecciones en Castilla y León

Feijóo soslaya a Vox y la izquierda agita el miedo a la «extrema derecha»

El presidente avala «hablar con todos»sin nombrar a los de Abascal e insta al PSOE a abstenerse. La oposición acusa al PPde alentar la «radicalización»

Feijóo, el pasado viernes en el cierre de campaña del PP en Valladolid EFE
Pablo Pazos

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Del lejano Japón a la limítrofe Castilla y León, de las relaciones con una potencia extranjera a lo más inmediato. La actualidad siempre manda. Alberto Núñez Feijóo acababa de ser distinguido con la Orden del Sol Naciente, Rayos Dorados con Cinta Colgante, de manos del embajador nipón en España. Pero la expectación en el Pazo de Raxoi pasaba por conocer el sentir de uno de los barones del PP apenas unas horas después de que se escrutaran los votos en las nueve provincias castellanoleonesas. Si en la noche del domingo se ceñía a felicitar a su colega Alfonso Fernández Mañueco, «el mejor presidente», ayer a preguntas de los medios de comunicación lo que hizo fue colocar la pelota de la gobernabilidad en el tejado del PSOE. «Espero y deseo que todos los partidos, y digo todos los partidos, estén a la altura de su tierra y garanticen la estabilidad », indicó, al tiempo que subrayó que será con los socialistas con los que Mañueco abra su ronda de contactos. La «incógnita», remarcó, «será saber cómo responde el PSOE» .

Feijóo puso sobre la mesa que hay dos posibles «modelos» : el de Javier Fernández, expresidente de Asturias y de la gestora que dirigió a los socialistas, en alusión a la abstención que en 2016 facilitó la investidura de Mariano Rajoy, que supondría «dejar gobernar a la fuerza más votada»; y el que encarna Pedro Sánchez, y su «actitud» de ‘no es no’ con el PP. «Veremos cuál de los dos modelos eligen», incidió. « Vamos a vivir semanas donde cada uno tendrá que retratarse ». A todos los partidos les llega el momento de «demostrar muchas de las cosas que dijeron en campaña», apostilló.

Sin mencionar, en ningún momento a Vox, soslayó en gran medida las preguntas sobre su opinión de cara a tener que apoyarse en el partido de Santiago Abascal para seguir gobernando. De manera sutil, marcó distancias, recordando la ausencia de esta formación en las instituciones gallegas : «Donde hay todos los partidos habrá que hablar con los partidos que conforman la representación parlamentaria; donde no los hay, no será necesario».

De Mañueco valoró que «ha ganado y no era fácil», con una «fragmentación del voto (…) extraordinaria». Que, a su vez, alertó, pone a la comunidad en una «situación novedosa y peligrosa para darle estabilidad a la nación española». «Creo que la postura del presidente Mañueco», hablar «con todos» de mayor a menor representación, «no puede ser más inteligente» para dar estabilidad. «Lo suscribimos todos los demócratas».

Preguntado por Pablo Casado, insistió en que es Mañueco quien debe «responder» por «sus resultados» y a quien le «corresponde guiar la formación del gobierno». En todo caso, echó un capote al presidente del PP, al apuntar que «entre ganar y perder hay una gran diferencia», y « quien ha perdido no es el señor Casado, es, en términos homogéneos, el señor Sánchez ». «Lleva perdiendo todas las elecciones autonómicas desde que se le eligió presidente del Gobierno, salvo en Cataluña, donde tampoco le sirvió para gobernar», apostilló. «Creo que no puede dar lecciones a los que ganan. ¿Que se podría ganar mejor y con más diferencia? Sin duda», concedió, pero ha insistido en que el PP no está «en la situación del PSOE». «Entonces sí que estaríamos en un contexto distinto». «Hay un partido que gana y otro que pierde. El PP ha ganado las elecciones de Castilla y León y el PSOE ha perdido», zanjó.

«Lo importante para Galicia es que (...) se constituya un gobierno estable que continúe cooperando (...) cuando compartimos objetivos », sumó Pedro Puy desde OHórreo. El portavoz del Grupo Popular llamó a reflexionar sobre el auge de partidos minoritarios. En la comunidad gallega, ensalzó, el PP demuestra que «es posible hacer política sin excitar los extremos», «ni siquiera los localismos».

BNG y PSdeG

La oposición jugó a agitar el fantasma de la «extrema izquierda». La líder del BNG, Ana Pontón, opinó que «blanquear» a Vox «tiene como consecuencia que se normaliza; si le abres la puerta, acaba entrando », añadió, para declararse preocupada. «Feijóo parece que no le fue de mucha ayuda a Mañueco», ironizó.

El portavoz socialista en O Hórreo, Luis Álvarez, colocó « en manos del PPdeG y del señor Núñez Feijóo facilitar o no esa radicalización , que se traduce en la presencia de estos partidos de extrema derecha en los parlamentos autonómicos». El resultado en Castilla y León, interpretó, coincide con la «deriva de un PPdeG antes más moderado» y al que ve haciendo «seguidismo» de la «radicalización».

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