Nueva normalidad

Los entornos rurales predominan en la ocupación turística de Galicia para este verano

El mes de agosto continúa postulándose como el rey en cuanto a alojamientos en la Comunidad

Un paisaje de la Ribeira Sacra en una imagen de archivo MIGUEL MUÑIZ

Elena Carrera/Estefanía D. Carruébano

El verano llegó hace ya más de tres semanas y Galicia destaca como uno de los destinos vacacionales preferidos por los españoles. Sin embargo, la incertidumbre continúa reinando en el sector turístico. En la Comunidad ya hace un mes que aterrizó la conocida como «nueva normalidad», que ha traído bajo el brazo numerosas reservas para complejos hoteleros y espacios rurales, tal vez por considerar a la gallega como una de las comunidades más seguras del territorio español. «Las cancelaciones durante el confinamiento fueron constantes, no solo para el período de estado de alarma, sino también de cara a verano», explica Melisa Pardo, gerente de un pazo en la Ribeira Sacra para ABC. Marzo y abril fueron meses complicados para la hostelería aunque ahora «desde que empezó la desescalada y llegó la nueva normalidad, parece que la gente empieza a animarse, y espero que continúen haciéndolo ahora que hay plena movilidad por toda España», relata con esperanza Óscar Fontán, director de un hotel en Sanxenxo.

La situación generada por la pandemia y la paralización de la actividad económica se hace notar en cualquiera de los negocios contactados, donde aún se respira cierta incertidumbre con respecto al turismo que llega y que se espera para el resto del verano. La odiosa comparación entre esta época estival y la del pasado año es inevitable, especialmente en grandes negocios como el Hotel Eurostars Mar de Vigo donde la ocupación del mes de junio no superó el 10% habiendo registrado cifras de hasta el 90% en temporadas pasadas. Una situación similar se vive en el Hotel Exe Puerta de San Pedro, en la ciudad de Lugo, donde todavía no tienen fecha de apertura para sus instalaciones. «Este año no creo ni que lleguemos a abrir» afirmó la trabajadora del hotel Sara Núñez.

El contraste es evidente si se analiza la situación de otros negocios a lo largo del territorio gallego. Tal y como afirmó María Dolores López, la propietaria de la Hospedería Mesón Leira Antiga situado en la localidad de Cedeira «tenemos un registro de ocupación del 100% durante los fines de semana, que baja más o menos al 50% en los días laborables». Unas cifras similares se barajan en el Hostal Chelsea, perteneciente al mismo municipio, donde esperan llegar a una tasa de ocupación de hasta el 90% en el mes de agosto y lo que queda de julio. «La gente está loca por reservar, incluso parece que más que otros años» comentó la dirección del hostal al preguntarles sobre estas cifras tan positivas.

Las peor paradas

Una posible explicación a esta diversidad de cifras es la contraposición entre dos tipos de turismo completamente distintos, que en una época como la actual —donde las normas de distanciamiento social condicionan mucho más la vida de las grandes urbes con respecto a los pueblos y zonas más aisladas— ya no están tan compensados como antaño. Los hostales y pequeños negocios de alojamiento parecen ser los que mejor recuperación muestran, así como aquellos hoteles localizados en zonas costeras y de menor número de habitantes.

Aunque prácticamente todos los establecimientos turísticos dan por perdido el cupo de turismo internacional que sí esperarían recibir en circunstancias normales, muchos también afirman ver compensadas las cancelaciones que sufrieron durante el confinamiento con esta nueva oleada de reservas. También desde el Talaso Hotel Louxo La Toja se comparte la misma perspectiva; a pesar del considerable tamaño de este alojamiento, la apartada localización de la Isla de La Toja aporta el punto de naturaleza que parece estar más demandado en el turismo de este verano. «Casi no hemos registrado cancelaciones, sino más bien cambios de fecha de un mes a otro» explicó María Dolores Valladares, la directora del centro. «Salvaremos la temporada, pero será evidentemente peor»

La misma confianza en salvar esta temporada estival no la comparten muchos otros negocios pertenecientes a ciudades más pobladas de Galicia. Desde el Hotel Brisa de La Coruña consideran «imposible» compensar las pérdidas de meses de cierre para los que se planeaba «una gran actividad». Y aunque se espera que las reservas de última hora —hechas mayormente por gente de los alrededores— salven un poco las malas cifras, la ocupación en temporada alta para este tipo de negocios más céntricos no suele superar la mitad del aforo.

El coste se mantiene

Los precios entre el año pasado y este no han variado;no se han registrado subidas, e incluso muchos han llegado a descender, tal y como lo ha hecho la demanda. Fontán explica que lo que sí han flexibilizado, además de mantener los precios con respecto a otros años, es el término de las cancelaciones, «ampliándolas para dar mayor seguridad a los viajeros». Los visitantes que han llegado progresivamente lo han hecho de toda España, pero el director del hotel destaca la presencia de viajeros procedentes de Madrid.

El resto de negocios afirmaron haber mantenido sus precios durante esta época. Según la dirección del Talaso La Toja, «no podemos permitirnos bajar precios y mantener la calidad de nuestro negocio, costeando además las nuevas medidas de higiene». El descenso de precios ha sido la estrategia de algunos como el Hotel Ciudad de Lugo. Según su gerente, Jose Manuel Fernández de Arriba, la bajada de las tarifas es un intento de atraer clientes para que optasen por su establecimiento, y esperan comenzar a obtener verdaderos beneficios a partir del mes de agosto.

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