ORENSE

Compra un desfibrilador para cardioproteger a los siete habitantes de su aldea

El policía jubilado, José Manuel Galán, presenció el fallecimiento de una mujer por paro cardiaco ante el retraso de la asistencia sanitaria a San Paio do Carballal

Los vecinos de San Paio do Carballal con el desfibrilador ALMAS INDUSTRIES

ABC

José Manuel Galán había trabajado como policía en Madrid. Pero al llegar a la jubilación decidió trasladarse a la aldea de San Paio do Carballal, situada a cinco kilómetros de Montederramo (Orense). «A la semana de llegar presencié el fallecimiento de la madre de mi vecina por paro cardíaco . La ambulancia tarda mucho en llegar por las distancias y porque las calles del pueblo no están en buen estado», relata. Galán quiso proteger a sus siete vecinos y costeó de su propio bolsillo la compra de un desfibrilador .

«Estaba claro que necesitábamos un desfibrilador pero, como los ayuntamientos no lo hacen, fui yo quien compró el aparato. Espero que con este ejemplo muchos ayuntamientos se conciencien de la necesidad de cardioproteger las pequeñas aldeas», indica el policía retirado. Según ha informado el grupo Almas Industries, donde aquirió el aparato, José Manuel no dijo a sus vecinos que iba a comprar el equipo «porque es caro», pero al saberlo han reaccionado muy bien. «Pusimos el desfibrilador en casa de la familia más joven -explica- para que en caso de emergencia podamos acudir a ellos fácilmente. Estuvimos barajando la posibilidad de ponerlo dentro de la capilla de la aldea , pero tardaríamos mucho más tiempo en llegar. El siguiente paso es señalizar donde está para que los sepan las personas de paso», relata el jubilado.

El desfibrilador está en casa de Luis Martínez, para quién el tema de tener un desfibrilador fue algo nuevo «pero creo -dice- que puede sernos muy útil si algún día tenemos la mala suerte de tener un paro cardíaco. Vivimos en pueblos muy aislados y la ambulancia tarda más de media hora en llegar . El pueblo más grande del núcleo, donde está el policlínico, tampoco tiene desfibrilador».

Luis trabaja en la diputación con una máquina trazando carreteras por la mañana y por las tardes esta en casa. «Mi mujer está siempre en casa con mi suegro y mi hijo , que trabajar en una granja de pollos cerca del pueblo, también pasa mucho por casa. Hay una aldea cerca de la nuestra con solo un habitante que también se beneficiará de este desfibrilador», indica.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos . Por eso es de vital importancia que estos aparatos estén cerca de los núcleos habitados.

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