José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

Caza al traidor

Señalar a Feijóo como impulsor de una conspiración en la sombra contra Rajoy va más allá de los aburridos divertimentos en la Villa y Corte

En política escasean las casualidades. Todo tiene siempre un origen, unos motivos y unos beneficiarios. Por eso situar a Núñez Feijóo en el epicentro de una supuesta conjura genovesa para dar jaque a Rajoy forzando un congreso del que salga un PP renovado y limpio —o al menos con menos apariencia de suciedad que el actual— no forma parte del habitual baile de nombres y quinielas sucesorias a las que estábamos acostumbrados . Con el presidente del Gobierno haciendo imposibles equilibrios sin red sobre la sentencia del caso Gürtel, señalar a Feijóo como impulsor de una conspiración en la sombra va más allá de los aburridos divertimentos en la Villa y Corte. Hay una intención subyacente con beneficiaria clara. Me explico.

Las informaciones que, con nombres y apellidos, señalen a los participantes en un complot para sacudir el arbol pepero no son sino maniobras para apuntar con dedo acusador a posibles traidores, a dirigentes desleales movidos por el ansia y el arribismo, a ambiciosos ingratos que piensan antes en su crecimiento personal que en el bien colectivo de la organización. Este es el mensaje que se le quiere trasladar al militante: ojo con estos que están pensando más en ellos que en el colectivo. Moraleja: no son de fiar. Por eso el lector avezado será capaz no ya de enumerar a los señalados, sino de preguntarse por aquellos que no son citados en las informaciones. Falta un nombre, el de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Y a mí no me parece casual.

Toda esta teoría conspirativa se construye alrededor de hechos que no se han producido en los últimos días , como esas supuestas llamadas de Feijóo a otros barones territoriales para comprobar su disposición a respaldarle en esta convocatoria urgente de un congreso extraordinario que encuentre recambio a Rajoy. Pero basta con construirle desde los medios a un político una fachada de presunta ambición para que, cuando se le imputen determinadas acciones, parezcan verosímiles. A Feijóo desde antes de ganar la Xunta en 2009 hay una corriente mediática (y política) empeñada en coronarlo en Madrid. Con cada elección que gana, los gurús aseguran que «de esta va, sin falta». Y ya lleva tres autonómicas.

Feijóo sabe de sobra de qué va todo este ruido mediático madrileño. Ha aprendido a combatirlo a martillazos. «No seré nunca un Judas con Rajoy» , dijo ayer, una idea que hemos expuesto en estas páginas a menudo. Pero ya verán cómo los conciliábulos capitalinos siguen a lo suyo. No buscan sucesores; cazan traidores. Hay que despejarle el camino a otra.

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