Camacho recoge el premio de manos de Ramón Pernas, director del Ámbito Cultural de El Corte Inglés
Camacho recoge el premio de manos de Ramón Pernas, director del Ámbito Cultural de El Corte Inglés - M. M
Premio Julio Camba de Periodismo

«El articulismo es una pasión sagrada sostenida por una disciplina jornalera»

Pontevedra distingue al columnista de ABC Ignacio Camacho por su artículo «Betty»

Pontevedra Actualizado: Guardar
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Ignacio Camacho escribió ayer su «raya en el agua»en las mismas Rías Baixas de las que un día partió Camba. Ese entrecomillado es el título de su columna diaria en ABC, que le ha valido el galardón bautizado con el nombre del articulista arousano, de quien se declaró «catecúmeno y aprendiz». El periodista sevillano dio una lección sobre el género en el que se desenvuelve y que, a su entender, es «el principal valor añadido de la prensa». «El articulismo es una pasión sagrada sostenida por una disciplina jornalera, un oficio versátil y tenaz que obliga a la reinvención diaria de uno mismo», declaró. Su afirmación se corrobora con un hecho: el reconocimiento recogido este martes en el Café Moderno de Pontevedra lo alcanza por una columna —484 palabras— titulada «Betty» y dedicada a la actriz Lauren Bacall tras su muerte. Se publicó con media España de vacaciones, el 14 de agosto 2014. Esa constancia de la que él habla tiene ahora premio.

Con un sugestivo «Mi nombre no es Camba» comenzó Camacho su discurso 102 años después de que el escritor gallego debutara en ABC con esa misma presentación. «Maestro del humor oblicuo, orfebre de la glosa, genio de la ironía y virtuoso de la agudeza, su prosa de avasalladora modernidad ejerce aún el magnetismo de un ejercicio de prestidigitación literaria», señaló.

Confesó a continuación el honor que supone este XXXVI Premio de Periodismo Julio Camba:«Ni se imaginan su significado para quien un siglo después apenas se atreve a transitar por las páginas en que él escribió procurando no profanar sus huellas». Las suyas y la de quienes «te miran desde la galería de retratos con la severidad de un tribunal ante un aspirante recién llegado: Azorín, Pérez deAyala, Ruano, Julián Marías, Pemán, Jiménez Lozano o Delibes, además de una notable pléyade de gallegos:el querido y llorado Martín Ferrand, Pardo Bazán, Cunqueiro, Fernández Flórez, Cela o Valle-Inclán».

El precio de la última línea

Dio la bienvenida Miguel Ángel Escotet, presidente de Afundación, la obra social de Abanca que convoca este premio junto al Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Recordó en ella que «el periodismo puede y debe ser, con el concurso de la educación, parte esencial en la construcción de una interculturalidad basada en la libertad, la estética y la ética». La receta del columnismo, un oficio ejercido por «corredores de fondo condenados a medirse en la distancia corta del folio y medio», la dio después Camacho, que se proclamó «hijo putativo de Umbral, nieto de Cavia y de Pla, lejano tataranieto de Larra». «Primero, no aburrir. Segundo, no descuidar ni abandonar jamás la precisión en el lenguaje. Y tercero, no olvidar que un articulista vale lo que su último artículo», enumeró este jornalero de la palabra nacido en 1957 en Marchena, tierra de olivo, girasol, trigo o remolacha.

Escucharon a Camacho, entre otros, Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta, en un acto donde por segundo año consecutivo fue protagonista ABC, pues el premiado recoge el testigo de Luis Ventoso, galardonado en la edición de 2014. Otro Luis, en este caso Pousa, recogía también anoche el Premio Fernández del Riego por el artículo «Galicias» publicado en lengua gallega en «La Voz de Galicia».

Ambos componen su «melodía de seducción» en «los márgenes en que el periodismo suele detener su atropellada narrativa», reflexionó Camacho, que reivindicó «el periodismo de interpretación, de reflexión y de análisis, el de la crónica sentimental y el del discurso de ideas, el que prima el sentido crítico, la sutileza, la independencia y la serenidad para descifrar los matices y los claroscuros de una realidad compleja». Y frente a la «intuición visionaria» de Camba, regañó a sus compañeros del hoy, «a menudo colgados del apremio volátil y del debate gaseoso, empeñados en descifrar signos estériles, entregados al ruido trivial».

Todo esto —y lo que no entra en una página— sucedió «ayer por la tarde», en esa franja en la que «parecen escritos» muchos de los artículos de este «Chesterton gallego» que se ha convertido en «modelo perenne del género». Para entonces, el premiado ya había entregado su artículo de hoy, con el que, como cada día, quiere «llevar al lector de paseo entre los bastidores de la vida».

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