Tic tac

Hay quien se echa las manos a la cabeza ante la posibilidad de que se forme en España una gran coalición a la alemana PP-PSOE-Ciudadanos que nos permita salir del embrollo en el que nos hemos metido tras las últimas elecciones generales. Sería para ellos una muestra de como la vieja política se pone de acuerdo para defender sus privilegios y preferirían un pacto PSOE-Podemos-Independentistas que abra la puerta al despiece del país y que ensaye medidas de la izquierda radical que ya han fracasado en Grecia.

Es natural que los de Pablo Iglesias barran para casa y trabajen para abortar un posible entendimiento del centro político, pero asombra que sea mayoritaria también esa postura en filas socialistas. Antes muertos que reconocer que el liberalismo económico y la pertenencia a la UE es el único modo de que nuestra economía crezca.

Hay quien incluso vería con buenos ojos la celebración de unas nuevas elecciones —en las que nadie nos garantiza que no vaya a ocurrir lo mismo que en las de Diciembre— como si pudiésemos esperar indefinidamente por un gobierno sin ataduras que continúe con las reformas que nos sitúen en el lugar que nunca debimos dejar. Como si la economía fuese a esperar pacientemente a que nos aclaremos. Tic, tac, tic tac… nos dicen los mercados.

Aquí en Galicia de ese nuevo ejecutivo de Madrid depende que Ence pueda seguir o no en Pontevedra, que continúen las inversiones del ministerio de Fomento en el AVE, la Plataforma Logística de Salvaterra o que los puertos exteriores de La Coruña y Ferrol se conviertan en el polo de atracción de empresas que deberían ser. Necesitamos un ministro de Agricultura que vele por que las empresas lácteas no arruinen a los ganaderos y otro de Medio Marino con determinación y tacto que nos deje bien parados en los repartos de cuotas de pesca en Bruselas.

La falta de peso del gobierno español beneficia al sector lácteo francés, al pesquero danés y al naval polaco. Con la situación que tenemos a día de hoy ellos pueden estar contentos, pero nosotros no deberíamos estarlo.