Rafael Candela.
Rafael Candela. - ABC
TRIBUNA DE OPINIÓN

Caballos de Troya

«Puig, Oltra y Montiel quieren que la provincia de Alicante sea una entelequia para incluirla en los Països Catalans»

ALICANTE Actualizado: Guardar
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El Caballo de Troya fue un enorme caballo de madera que los griegos regalaron a los troyanos como reconocimiento de su victoria. Así, que los troyanos, confiados, abrieron la puerta de la fortaleza y permitieron su entrada. Desconocían que, en el interior del gigantesco muñeco de madera, había decenas de soldados griegos que, llegada la noche, salieron de su escondite, redujeron a los centinelas y abrieron la fortaleza para facilitar la entrada de más griegos que acabaron así por tomar Troya.

Actualmente, la expresión caballo de Troya viene a significar algo que aparentemente es positivo pero que se torna en vehículo de destrucción para quien lo recibe.

La provincia de Alicante y su máximo órgano de representación provincial, la Diputación, están siendo objetos de intromisiones que afectan sus políticas, a su gestión y a sus presupuestos que, no lo olvidemos, es el dinero que todas las alicantinas y alicantinos aportan para que se reinviertan en esta provincia, desde la más grande a la menor de las 141 localidades que la forman.

Las injerencias del tripartito que gobierna el Consell (PSOE, Compromís y sus jefes de Podemos) en la provincia de Alicante son de tal calibre que un decreto del presidente del Consell sustrae al Gobierno provincial las competencias en turismo y deporte. En síntesis, lo que ha hecho un señor de Morella desde un despacho de Valencia es provocar que las decisiones sobre la provincia de Alicante que deben tomarse en la provincia de Alicante y más concretamente en la Diputación se adopten, en lugar de ello, desde Valencia a través de un consejo de coordinación en el que Alicante no está, ni siquiera, suficientemente representada.

Ese papel, ese decreto, es el caballo de troya que Puig, Oltra y Montiel han introducido en la Diputación y que tiene como meta final gestionar el presupuesto de la institución desde Valencia y en consecuencia que sea desde Valencia donde se decida qué interesa y qué no a la Provincia de Alicante. Es decir, los alicantinos pagamos pero no decidimos.

Pero, además, preparan ya un segundo caballo de Troya, dirigido a despojar al Gobierno Provincial de más competencias y, como lluvia fina, al final serán todas. Y, una vez conseguido esto, a minimizar tanto su papel que sea susceptible de ser mudado en un consejo de alcaldes, una nueva estructura comarcalizada que permita lo que es el gran objetivo de Puig y Oltra: que la provincia de Alicante se convierta en una entelequia y de este modo les sea más sencillo sumarla al proyecto de los Països Catalans.

A Puig y Oltra no les gusta la Diputación. La desprecian, como desprecian a la provincia de Alicante en su conjunto. Por eso, les da igual prometer y no cumplir. Lo mismo les da que la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) haya dado oficialmente su apoyo a estos organismos por su eficacia en la prestación de servicios. Para ellos, decreto es sinónimo de poder, del que no les han dado los alicantinos con sus votos en las urnas.

Y, ahora, no hacen más que contar una realidad adaptada a sus argumentos y no al contrario para convencernos de que, encima, nos vienen a salvar.

Y ese es el tercer caballo de troya, una batería de declaraciones y argumentos en las que parece que hagan un favor a la provincia de Alicante. Mientras en otras provincias el PSOE se posiciona junto al PP para defender las diputaciones, en la de Alicante una mano socialista desde Valencia quiere firmar el finiquito de esta Administración.

Vieja política

Es mentira que vinieran a desterrar la vieja política. Lo que quieren es valerse de ella. Es falso que escucharan, porque no han hecho ni caso a las demandas de diálogo realizadas desde la provincia.

Llegaron como los campeones del diálogo y se han convertido en los líderes del decretazo. Hablan pero no escuchan. Todo es un enredar continuo y sentar las bases no para hacer las políticas que más beneficien a los alicantinos, sino para implantar su ideología. Y es mentira que vinieran a arreglar esto, porque en realidad han organizado un barullo monumental del que, por cierto, no saben cómo salir.

Y estas son las verdades que les escuecen, precisamente porque son verdades. Porque no hay nada más detrás de sus gestos que dirigir ellos el presupuesto de la Diputación para poner un parche a su propia incapacidad como Consell a la hora de administrar nuestra Comunidad.

Llantos y victimismo. Consejos venden que para ellos no aprenden. Mientras, un hartazgo silencioso se apodera de Alicante. Se rasgan las vestiduras con los supuestos escándalos ajenos y silencian los propios.

El caso es marear, invadir, pisar, avasallar. Todo menos dialogar con la convicción de que tal vez el otro tenga razón. Tengo para mí, que estos no han leído a Voltaire, que manifestó que «no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a expresarlo». Sobre todo, porque no saben escuchar. Solo subirse al caballo de Troya y esperar a que el sueño y el aburrimiento nos venza.

Frente a todo ello, yo reivindico el derecho a que se tome en cuenta a la provincia de Alicante en las decisiones que la afectan. El derecho de los alicantinos a acertar y a equivocarse. El derecho a sentir lo que esta tierra significa para los alicantinos. El derecho a ser respetados desde Valencia. El derecho a que no nos invadan con decretos y a que respeten nuestro hecho diferencial como alicantinos. Y, por encima de todo, el derecho a que no se rían de nosotros y dejen de tomarnos el pelo.

Nada hace este Consell porque los alicantinos nos sintamos parte importante en esta Comunidad. Veinte años para vertebrar el desaguisado que el PSOE nos dejó y en diez meses ya no queda nada. Buen trabajo, señor Puig. Cuando pasen estos años, le seguiremos recordando, pues no en balde hace bueno el dicho de que «usted es alguien por algo». Y, si quiere, venga a Alicante y le diremos por qué.

Rafael Candela de la Fuente es vicesecretario general de Política y Organización del Partido Popular Provincia de Alicante

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