Tribunales

La última palabra de Maje en el juicio: «Fui muy cobarde y solo pensé en mí, lo siento mucho»

El abogado de la acusada ha asegurado que «no hay una sola prueba» que incrimine a su representada en el asesinato de su marido

El fiscal pide al jurado popular que «le den lo suyo» a la viuda de Patraix y a su examante

La familia de la víctima rebaja a 16 años la petición de cárcel para Salvador

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Imagen de María Jesús y Salvador durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Valencia EFE7POOL
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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El juicio por el asesinato de Antonio Navarro , que sienta en el banquillo a su viuda, María Jesús, más conocida como Maje, y al examante de ésta, Salvador, autor material del crimen el 16 de agosto de 2017 en el barrio de Patraix, ha terminado este jueves en la Audiencia de Valencia.

La undécima sesión de la vista ha concluido con el alegato final de la defensa de los dos acusados. Mañana viernes se entregará el objetivo de veredicto a los nueve miembros del jurado popular para que deliberen.

En su derecho a la última palabra, Maje ha pedido disculpas: «Ante todo, de nuevo, mi arrepentimiento y perdón hacia la familia de Antonio y, sobre todo, mi egoísmo y cobardía a la hora de no acudir a la Policía cuando Salvador me contó lo que había hecho. Eso no me lo podré perdonar. Fui muy cobarde, egoísta, y solo pensé en mí, en las consecuencias que me podría acarrerar todo esto. Lo siento mucho».

Por su parte, Salvador ha sido más escueto: «Confirmo todo lo que he dicho y quiero expresar mi profundo arrepentimiento de los hechos».

La defensa de la viuda intenta desmontar el caso

En su intervención, el abogado de la procesada, Javier Boix, ha pedido la libre absolución de Maje a la que considera que se le piden «injustamente» más de veinte años de cárcel: « No hay una sola prueba directa, clara y eficaz que ponga de relieve que mi patrocinada acordó con Salvador Rodrigo matar a su esposo», ha dicho. Ni lo indujo al asesinato ni le dijo «cómo lo tenía que matar», ha matizado, algo que concuerda, según él, con el carácter «impulsivo» de Salva al que se refieren los forenses en su informe.

Boix ha insinuado que la rebaja de la pena -de 20 a 16 años de prisión- que la acusación particular solicita para el acusado está vinculada a la declaración de éste en la que incriminia a Maje como cooperadora en el crimen. Una declaración como coacusado a la que ha restado valor porque, a su juicio, no ha sido ni «persistente» ni «detallada».

«No van a encontrar», ha asegurado dirigiéndose al jurado, ninguna conversación entre los acusados en la que, «desconociendo por completo que tenían el teléfono intervenido», «se atisbe el menor indicio de haber acordado matarle».

[El fiscal pide al jurado popular que «le den lo suyo» a la viuda de Patraix]

Además, «si han quedado en matarle», «no es normal» que tras cometer el asesinato «se presente en casa de la hermana», tal y como se presupone que hizo Salva el día del crimen: «Lo lógico es no verse» . A su juicio, el mensaje que Maje le envía a su esposo cuando ya había muerto acredita que ella no sabía nada y seguía su vida con normalidad.

Del mismo modo, ha puesto el foco en la conversación entre Maria Jesús y su madre en la que la viuda le reprocha que hable de forma despectiva de Antonio por los problemas para gestionar la herencia con su familia.

Según Boix, el único que tiene un móvil para el crimen es Salva y lo ha ilustrado con una frase que el acusado pronunció durante una conversación con un amigo: «Mi situación de estar a no estar éste -en referencia a Antonio- cambia».

Sobre las llaves del garaje, el abogado asume que Maje, durante la conversación que se grabó en una cafeteria, se preocupe por conocer todos los detalles para que «no se malinterprete», a pesar de que no denunciara el crimen y lo encubriera.

La defensa de Maje ha criticado que la policía interrogara a su representada tras su detención sin la presencia de un abogado y ha vuelto a hacer referencia a los «juicios paralelos» que ha padecido -y que la pintan como una «dominatrix intelectual», leyendo incluso un fragmento de El crimen de la calle Fuencarral de Benito Pérez Galdós. Ha aludido también al «machismo» de los medios de comunicación al informar del caso. Si llora son «lágrimas de cocodrilo», si no llora «es muy fría» , ha lamentado.

«Habría que ver cómo se califica» a un hombre que «pone las maletas en la calle» a su mujer si la casa es de los dos, ha lanzado Boix en referencia a un suceso entre la viuda y su marido tras una discusión al enterarse de una de sus infidelidades.

Boix ha anunciado también que la familia de la acusada emprenderá acciones legales contra el letrado de la acusación particular, Miguel Ferrer, porque en su alegato ha manifestado que «la madre de María Jesús había cometido un delito de encubrimiento».

La confesión «no fue un acto de venganza»

Por su parte, la abogada del acusado, Julita Martínez, ha defendido que su cliente, pese al cambio de declaración meses después de ser detenido -en la que implicó a Maje-, siempre se ha autoinculpado y ha colaborado con la Policía, por ejemplo, llevándoles hasta el cuchillo «para que se haga justicia».

Por ello ha pedido que se le apliquen atenuantes a la pena, para lo que se alega también la disposición de su cliente de poner su plan de pensiones a disposición de la familia del fallecido.

En ese segundo interrogatorio, el procesado «decidió decir la verdad», al igual que hizo ante el juez con un testimonio «sincero y coherente». «No fue un acto de venganza, ni de desamor», ha aclarado la defensa.

Según Martínez, ha quedado acreditado el carácter «sumiso» de su cliente - «un lacayo» que actúa en base a «promesas de amor» e incluso «le compra los billetes» para que se fuera con otro hombre de viaje- y que sí había «una relación amorosa» entre él y la acusada.

La letrada ha señalado que solo han utilizado para la defensa las conversaciones y cartas de amor que se intercambiaban ambos para probar que había más que una amistad de compañeros de trabajo: «Ella en ningún momento le dio calabazas, al revés» .

La abogada ha incidido en que la participación de Maje fue crucial para cometer el crimen y lo convenció, incluso cuando se vieron cercados por los investigadores, para que no los delate. De hecho, ha definido a la procesada como una persona que «nunca ha querido renunciar a nada».

Penas de hasta 25 años de prisión

La Fiscalía mantiene su petición de 22 años de cárcel para Maje y 18 para Salva, aunque la acusación particular -representada por la familia de la víctima- ha rebajado de 20 a 16 años la pena que solicitaba para el procesado y sigue exigiendo 25 años de prisión para la viuda. A esas penas habría que sumar una indemnización de 200.000 euros para los padres y 50.000 para el hermano del fallecido.

Por su parte, la defensa de Salva no ha pedido la absolución de su cliente y acepta que sea condenado por un delito de asesinato con una pena máxima de siete años y medio, con las atenuantes de confesión tardía y reparación del daño, puesto que el procesado ha intentado consignar el plan de pensiones que tenía a los parientes del fallecido. El abogado de Maje ha solicitado, según lo previsto, la libre absolución de su representada.

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