Seguridad vial
El motero valenciano que inventó el retrovisor que salva vidas
El prototipo patentado elimina el ángulo muerto y garantiza la visibilidad total trasera y lateral a los motoristas, reduciendo la probabilidad de sufrir accidentes
De la experiencia nace su invento. Tras años subido a su Kawasaki, Miguel Catalá , valenciano de 60 años, necesitaba mejorar la visibilidad que le ofrecía el espejo retrovisor. Este motorista asegura que para realizar un adelantamiento o cambiar de carril, la mayoría deben girar la cabeza para comprobar que no se acerca ningún vehículo capaz de arrollarlo. Durante unos segundos, estos pierden la visibilidad frontal e, inevitablemente, giran el manillar en el movimiento. Esta peligrosa acción se podría evitar si el espejo retrovisor garantizara la visibilidad total trasera y lateral de la carretera y, además, «si este estuviera ubicado en el carenado en lugar de en el chasis».
Dos años ha invertido Catalá en el prototipo final del retrovisor que elimina el ángulo muerto , un invento que puede salvar muchas vidas. Su idea, admite, surgió de los retrovisores de los autobuses y camiones, que incorporan varios espejos con los que amplían su ángulo de visión. Después de dos prototipos, nació el «definitivo», que consiguió registrar en la Oficina Española de Patentes y Marcas en 2016. Este retrovisor incorpora dos espejos, uno fijo que proporciona información trasera y otro oblicuo con forma de forma invertida y movible, describe Catalá, que proporciona información de lo que ocurre tanto a derecha como a izquierda.
Por su retrovisor ya se han interesado varias personas. Este inventor valenciano, ya jubilado, asegura que no busca ganar dinero, sino contribuir a aumentar la seguridad de los motoristas en la carretera y reducir el número de accidentes que muchas veces termina en tragedia. En 2016, 214 motoristas murieron en las carreteras españolas según el último informe de la DGT , que ha incluido el invento en su revista de julio. Recientemente, «Industria ya ha mostrado interés por la patente» y, según indica Catalá a este diario, la fabricación y comercialización de su retrovisor podría ser una realidad «en cuestión de tres o cuatro meses».
El paso previo a la fabricación en serie es la homologación. El Ministerio de Industria fija un plazo de seis meses para construir el prototipo a homologar, pero hasta ahora no ha conseguido quien se haga cargo de la fabricación y comercialización del invento. Sin embargo, su idea ha cautivado a muchos usuarios y ya lleva más de 5.000 retrovisores vendidos. Hecho que, a su juicio, demuestra que las grandes marcas anteponen «el diseño y la reducción de costes a la seguridad de los motoristas».
