Crónica

El día más aciago de Pedro Sánchez con los empresarios

Los líderes de las grandes compañías familiares escenificaron sus discrepancias con un presidente del Gobierno que llegó tarde y se marchó por la puerta de atrás

Imagen de Pedro Sánchez tomada este martes en Valencia MIKEL PONCE
Alberto Caparrós

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Pedro Sánchez llegó tarde y se marchó por la puerta de atrás . El presidente del Gobierno vivió este martes el mal trago de toparse de bruces con el rechazo a sus políticas del influyente Insituto de Empresa Familiar (IEF) , una entidad que agrupa a un centenar de empresas líderes, cuya facturación es equivalente al 17,5% del PIB y que dan empleo a 1,25 millones de trabajadores.

Más allá de la crudeza con la que se expresó el IEF, que por boca de su presidente, Francisco J. Riberas , reprochó sin paliativos al jefe del Ejecutivo que haya recurrido a políticas cortoplacistas para mantenerse en el cargo, la clausura del Congreso Nacional de la Empresas Familiar constató la tirantez de las relaciones de este colectivo con Pedro Sánchez . Los empresarios recibieron al presidente del Gobierno con la frialdad que imperaba en Valencia en un martes lluvioso.

Sánchez comenzó pidiendo disculpas por la demora (su avión no pudo despegar a la hora prevista) y su discurso optimista respecto a la economía española y su anunciada «agenda de transformación» no convenció a un auditorio de setecientos líderes empresariales entre los que se encontraban, entre otros, Juan Roig (Mercadona), José Manuel Entrecanales (Acciona), S imón Barceló (Grupo Barceló), Hilario Albarracín (KPMG) o Vicente Boluda (Boluda Corporación Marítima).

Los empresarios ya habían advertido un día antes que detectan por primera vez en ocho años síntomas de desaceleración en la economía y no recibieron una respuesta convincente del jefe del Ejecutivo, al que afearon sus «medidas a corto plazo con la finalidad principal de garantizar la gobernabilidad».

El presidente del Gobierno fue despedido de la sala principal del Palacio de Congresos de Valencia con un silencio sepulcral. Ni un solo aplauso. Una reacción que contrastó con la ovación que le brindaron veinticuatro horas antes en el mismo lugar los empresarios a Felipe VI al grito de «Viva el Rey».

De hecho, mientras Su Majestad permaneció media hora en el vestíbulo intercambiado impresiones con los asistentes al congreso, antelos medios de comunicación, y se marchó saludando por la puerta principal, el presidente del Gobierno optó por una zona acotada sin la presencia de periodistas . La mayoría de empresarios se decantaron por la paella de marisco y por hacerle el vacío hasta que Sánchez se marchó por un lateral tras suspender en su primera prueba de fuego ante los empresarios.

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