Política

Luces y sombras en el PP de Valencia tres años después de la muerte de Rita Barberá

Los populares comienzan a levantar cabeza desde la oposición liderada por María José Catalá, aunque algunos casos judiciales todavía están pendientes de resolverse

Altar improvisado en la fachada del Ayuntamiento de Valencia tras la muerte de Rita Barberá MIKEL PONCE

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Ni los tiempos políticos ni muchos menos los judiciales marchan como se espera. Cuando estalló el conocido como caso Taula en enero de 2016, el PP valenciano tuvo que reaccionar de forma inmediata. La actuación con los concejales imputados por presunto blanqueo de capitales y, especialmente, con la exalcaldesa Rita Barberá, dejó a la formación partida en dos . Mientras Isabel Bonig entendió que proclamar la renovación a toda costa -enfrentándose a los suyos- y desvincularse de esa etapa era lo correcto, hay quien lo consideró injusto y desleal.

El legado de Barberá no se podía medir en los últimos meses de trayectoria -en ese momento era senadora-, pero el complicado contexto y las presiones llevaron a tomar decisiones que, tal vez, con el tiempo, se hubieran replanteado. Apartada por el partido con el que gobernó Valencia 24 años y con un exhaustivo seguimiento mediático de su caso, un 23 de noviembre de hace ahora tres años, llegaba un desenlace inesperado : Barberá fallecía . Un punto de inflexión para la formación y un complicado momento personal para dirigentes como Bonig por lo sucedido.

La gestión de uno de los mayores referentes del municipalismo en España quedaba eclipsada por las presuntas corruptelas de cargos del partido durante su época y que todavía siguen coleando. Entre ellos, el que fuera su mano derecha, Alfonso Grau, investigado en Taula y condenado el pasado junio por aceptar relojes de lujo de un contratista y blanquearlos; o su familia (tanto el cuñado de la exalcaldesa, José María Corbín, como su hermana y sus tres hijas, se encuentran imputados en el caso Azud, que indaga en el supuesto cobro de comisiones a diversas empresas a cambio de adjudicaciones y licencias municipales).

En el partido saben que sólo pueden esperar. Desde que estalló Taula, comenzó un intento por calcular los plazos judiciales respecto a este procedimiento -y la posibilidad de que se abriera juicio oral a los concejales- para tratar de tener preparada la estrategia política: mantenernos o no el grupo, expulsión, entrada de nuevos ediles... Pero de nada sirvió.

Dilaciones

La dilación de la instrucción acabó por saltarse todo lo previsto, incluso unas elecciones. Y así continúa, ahora con la incógnita de lo que podría suponer próximamente la declaración de dos concejales si los llevara a colaborar con la Fiscalía Anticorrupción.

Entre medias, el PP ha tenido que tomar importantes decisiones, como designar a la persona que cogiera las riendas del partido en la ciudad -pendiente de reconstruir- y después de más de tres años con una oposición en el Ayuntamiento desactivada. Fue María José Catalá , quien, aunque introdujo renovación en su lista, ha mantenido como asesores a personas vinculadas a la época de Rita Barberá.

La formación comienza así a levantar cabeza, con una mucho más evidente labor de oposición que en la pasada legislatura, aunque con la parte orgánica pendiente de recomponer . Se hará de cara al congreso local, que todavía tiene que convocarse dentro la cascada de cónclaves que Génova habrá de autorizar sin demorarse en exceso.

Una cita en la que inevitablemente se volverá a recordar la figura de la exalcaldesa de Valencia y en la que se comprobará la unidad en el nuevo ciclo abierto en el PP.

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