José Luis Torró - Al punto

Pedro Sánchez facilita el trabajo de los columnistas

«Ahora no existe más censura que aquella que cada vez mas periodistas se autoimponen por propia iniciativa, por lo que pueda pasar»

Joe Biden y Pedro Sánchez, en su comentado paseo breve ABC

En los tiempos en que había censura escritores, periodistas, guionistas y directores de cine, libretistas y creadores de toda laya y condición se las ingeniaban para eludir o sortear las trabas que se les ponía a su labor creativa. Un genio como Luis García Berlanga , del que se cumple el centenario de su nacimiento, hizo uso del sarcasmo y la ironía para burlar los inconvenientes que solían procurar los severos examinadores de las guiones. Ahora no existe más censura que aquella que cada vez mas periodistas se autoimponen por propia iniciativa, por lo que pueda pasar. O por explícita recomendación del mando empresarial: “…ten en cuenta la campaña que nos ha puesto el Bobierno….y tal como está la publicidad…”. Y el redactor, al que todavía le zumban los oídos por el griterío de un devastador ERE del que consiguió escapar, piensa para sus adentros que no piensa doblegarse, que dirá aquello que en conciencia considere que debe escribir, solo que a la hora de ponerse ante el teclado siente un inconcreto nosequé que le hace moderar su mordacidad, atemperar la crítica y dejar que se le escapen sus aviesas intenciones.

A todo gobierno se le pueden y deben criticar sus decisiones si a juicio de la opinión pública, de la que antaño el periodista era un cualificado intermediario, son merecidas. El problema que tenemos muchos columnistas de a diario, o esporádicos como es mi caso, con el presidente del Gobierno es que este parece empeñado en facilitarnos la labor alimentándonos la imaginación gracias al cotidiano aporte de argumentos, tesis (no las doctorales, no mentemos la soga en casa del cum fraude), ideas y noticias a cual de ellas más estrambótica, falsa, postiza pero del todo susceptibles de convertirse en comentario. En resumen, que se nos facilita tanto la labor que puede acabar debilitándonos la capacidad de avivar la mente para hacer la crítica tanto la pertinente como la que no. De seguir así acabaremos adocenados y con las neuronas flácidas por haber dado vacaciones a la creatividad.

Las imágenes del pasado lunes de un Pedro Sánchez abordando al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden en el ínterin entre reunión y reunión de jefes de Estado y de gobierno de los países otánicos no habrían provocado tantas ácidas glosas, ni tantos memes burlones, ni los cientos de comentarios sarcásticos y mordaces si la maquinaria propagandística monclovita no se hubiese inventado – Iván Redondo parece haber entrado en la fase de cacareo propio de la gallina clueca—una cumbre bilateral que solo existió en la imaginación lacayuna de la cohorte asesora del presidente indultador.

Joe Biden y Pedro Sánchez, en su comentado paseo breve ABC

De nuestra propia memoria podemos rescatar un anuncio de parecida idolatría, el que hizo la ministra –porque ministra fue— Leire Pajín , cuando quiso ver una favorable conjunción astral que no otra cosa era, según ella, el encuentro de dos líderes mundiales como el presidente Obama y Zapatero Rodríguez. Ahora, incapaz la incapaz de la ministra de Asuntos Exteriores de España de negociar una visita de Pedro Sánchez a la Casa Blanca, sus desnortados consejeros se sacaron de la chistera una cumbre bilateral entre los presidentes Biden y Sánchez. Y la cumbre por más que añorada, deseada y anunciada no pasó de ser un montículo de veintinueve segundos. Eso sí, nunca la historia supo de medio minuto mejor aprovechado. Porque solo un dirigente con el pico verborreico de Sánchez es capaz de enumerar todos los temas que el presidente aseguró haberle endilgado al colega yankee en tan breve –pero eso sí, fecundísimos-- veintinueve segundos.

Como el concejal del Ayuntamiento de Valencia, Carlos Galiana , que se buscó un socias para que hablase por él en inglés aprovechando el uso de la mascarilla, Sánchez pretende en su osadía (que ha demostrado repetidas veces que no tiene límites) hacernos creer que le dijo a Biden todo lo que le dijo, pero sin que nadie pudiese leer sus labios cubiertos por el sanitario antifaz.

Del mismo modo que no hay sordo que aquel que no quiere escuchar no hay tonto mas tonto que aquel que se cree lo que dice Sánchez. Y, peor que eso, que además le ha votado y, según dice Tezanos, volverá a hacerlo.

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