Francesc Nogales - Píldoras de educación

Salud e higiene mental en la escuela

«El colegio del presente debe comprender que es tan importante aprender a dividir como a gestionar nuestras habilidades sociales y emociones»

Imagen de archivo de un colegio de Valencia MIKEL PONCE

Es triste que para que se hable de salud mental en la educación tengamos que recurrir a detonantes como lo sucedido con Drayke Hardman en Utah hace unos días, o la agresión a un docente en Murcia hace poco tiempo.

¿Qué ocurre con los alumnos? ¿Generamos niños violentos? Podemos culpar a los videojuegos, al aumento del uso de pantallas por culpa del confinamiento, a la televisión basura, a las familias desestructuradas, o incluso al Imperio Bizantino por traer la pólvora a Europa hace 900 años. Qué fácil es buscar culpables cuando señalamos con el dedo índice. La escuela siempre se ha centrado en preparar a los ciudadanos del futuro cercano, pero esa preparación no debe ser únicamente académica e intelectual. Hace falta una preparación mental y emocional . La sociedad más culta del mundo seguiría siendo un esbozo social si no tiene inteligencia emocional.

La escuela del presente debe comprender que es tan importante aprender a dividir como aprender a gestionar nuestras habilidades sociales y emociones. Cuándo un niño se alegra de que otro suspenda un examen ¿cómo intervenimos?, ¿qué hacemos para enseñar a uno y otro cómo afrontar esos momentos? La envidia, el enfado, la rabia son situaciones naturales en la vida, pero la manera de exteriorizarlas y verbalizarlas marca la diferencia. Debemos tener cuidado con crear futuros adultos de piel fina , personas que ante cualquier gesto inapropiado saltan cual resorte acelerando un fuego a partir de la chispa inadecuada.

Necesitamos alumnos con corazón de ballena y piel de elefante , personas que aceptan al otro con sus errores, con sus virtudes y con sus flaquezas. Personas tolerantes, porque tolerar no es que todos me den la razón, sino que yo acepte la sinrazón sin generar disputas, y la sinrazón acepte mi versión sin tratar de convencerme de su verdad. Necesitamos piel de elefante que no se rasgue ante el soplo de cualquier insulto, piel dura e impermeable que sepa que mi yo propio no depende de la opinión del ajeno.

Las redes sociales y ese ciberbullying son un acelerante para los fuegos y los incendios. Nosotros, desde la escuela, no podemos ser el agua para todo, pero sí debemos ser agentes activos para fortalecer la empatía, la resiliencia , el amor propio y también el amor ajeno, el respeto. Somos el espacio idóneo para generar dinámicas de role playing, para comprender que ciertos actos no son normales y que normalizarlos no es correcto, somos el lugar en el que los niños deben aprender que no hay impunidad y que el silencio nos hace cómplices de las acciones. Necesitamos tiempo, y necesitamos saber que si dedicamos una hora de lengua, o de cualquier asignatura a trabajar esas habilidades sociales y emocionales no es tiempo perdido, sino tiempo ganado.

Hace años un profesor de la facultad me dijo «la vida es caminar por un rail de tren, debemos mantener el equilibrio huyendo de la bipolaridad que generalmente todos nos ofrecen». Así debe ser la escuela, equilibrio entre lo académico y lo emocional, equilibrio entre imponer y dejar hacer, equilibrio entre tradición e innovación, equilibrio.

La salud mental de la escuela depende de la salud mental de todos sus integrantes: alumnos, familias y también docentes . Sólo así lograremos avanzar como sociedad.

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