Ferran Garrido - Una pica en Flandes

El botellón

«Les podría contar con detalle que un equipo de TVE, conmigo al frente, fue agredido durante la realización de la cobertura informativa de los botellones »

Nada como salir de fiesta con los amigos. Bueno, confieso que es un tópico y una frase hecha, es verdad, pero insisto, nada como salir de fiesta con los amigos. Me gusta mucho más que pasarme la noche poniendo lavadoras y planchado que, ya les conté, se estaba convirtiendo en mi nuevo ocio nocturno. Pero no, al final decidí salir el sábado por la noche. Salir a trabajar, claro, pero salir, a fin de cuentas.

Les pongo en situación. Viernes y sábado noche. Equipo de guardia, cámara en ristre, y a vivir la vida. Si recuerdan, el fin de semana pasado era el primero sin toque de queda en la Comunidad Valenciana. Los horarios de la hostelería y el ocio nocturno se prolongaban unas horas y la chavalería tenía ganas de salir . Que si el fin de curso, que si se acabó la selectividad (EBAU, que se dice ahora) que si llevamos mucho tiempo encerrados… El caso es que la noche valenciana estaba al rojo vivo, las terrazas llenas y algunas plazas, a tope.

No les voy a engañar. Vi de todo. Vi gente sensata que se comportó con toda la corrección y normalidad esperable, muchos jóvenes que manifestaban sus intenciones de mantener las normas y la prudencia, pero también vi mucho descontrol, mucho desfase y muchas ganas de hacer las cosas mal. Cuando se obra mal sin intención, aún puedo admitir las disculpas. Cuando la mala acción es voluntaria y consciente, estamos hablado de otra cosa que raya en el delito. Cuando la excusa es la diversión, aún me parece más grave la barbarie.

No se trata de criminalizar a nadie y mucho menos a toda una generación. Eso sería una generalización muy injusta, pero sé lo que vi en la noche valenciana el viernes y el sábado, y n o me gustaría nada que se volviera a repetir .

El viernes pasado, el primer día sin toque de queda, la aglomeración en las plazas donde suelen reunirse los jóvenes estudiantes fue brutal. Ya les digo que en principio la cosa iba de terrazas y cena , pero se barruntaba el botellón durante la madrugada, y fue inevitable.

Les podría contar con detalle que un equipo de TVE , conmigo al frente, fue agredido durante la realización de la cobertura informativa de los botellones de esa noche de viernes. Podría, pero como el periodista nunca ha de ser noticia no lo voy a hacer.

Les podría contar que la presencia policial era muy escasa . Mentiría si les dijera que no vi coches de la Policía Nacional, que los vi, pero pocos o muy pocos los que hicieron acto de presencia de la Policía Local. Puede ser que jugáramos al ratón y al gato durante horas y que estuvieran donde nosotros no estábamos, pero seis o siete horas por la calle, de noche, dan para mucho y vi muy pocos.

En las zonas de fiesta universitaria era tal el follón que no envidio a los vecinos . Algunos me contaron que llevan así seis años como poco. Que siempre ha habido botellones, pero que, en los últimos años, confinamiento y pandemia aparte, la cosa se ha intensificado a pesar de sus continuas quejas al Ayuntamiento valenciano. Ya se pueden figurar lo que sale por esas boquitas. Y no me extraña porque tuve una extraña sensación de abandono en medio de aquel marasmo nocturno de fiesta, borrachera, alcohol de garrafa y botella callejera, ruido, ausencia de medidas de seguridad anti COVID y muy poca presencia policial en los numerosos botellones que se produjeron en Valencia.

En fin, el viernes noche acabé en la playa de la Malvarrosa . La cosa era sólo el anuncio de lo que se iba a producir el sábado. El domingo por la mañana les contamos en los informativos que muchos de los chiringuitos playeros habían sido asaltados y saqueados para robar las bebidas y causar muchos destrozos.

El viernes fue un anuncio de lo que iba a pasar . Nadie impidió que los energúmenos, con la excusa de una diversión que no acabo de entender, se subieran a los tejadillos de las casetas hasta reventarlas. Pues bien, el sábado las reventaron. Como resultado, el fin del toque de queda tuvo miles de euros en pérdidas como balance a causa de los destrozos.

No sé… no me sirve la explicación del concejal de Protección Ciudadana de Valencia. Creo que falta policía por la noche . Creo que la falta de policía en ese turno es un problema estructural de falta de plantillas y no es un problema puntual de algunas zonas de la ciudad. Creo que lo que pasó el fin de semana pasado era más que previsible. Y creo que, si la competencia es de la Policía Municipal, la Policía Municipal, a la que respeto y admiro muchísimo, ha de tener los medios suficientes para poder intervenir en defensa de los derechos de la mayoría de la ciudadanía que sólo quiere vivir en paz, trabajar en paz y descansar en paz.

Claro, como también creo que la culpa ni es de la policía ni del concejal, aunque sí lo es de su inacción, cada vez estoy más convencido de que los energúmenos estaban mejor confinados. Pero no en sus casas, no. En un zoo de los de antes y no de fiesta con los amigos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación