La abuela pintora que cautivó a la factoría Disney

En marzo de este año, el nombre de Concha García Zaera, una mujer de 88 años, daba la vuelta al mundo en internet. Sus cuadros publicados en Instagram, pintados con el programa Paint y elaborados a pulso utilizando tan solo el ratón del ordenador, despertaban el asombro de quien los descubría. Ahora, unos meses después, la compañía de Disney en España ha contado con ella para anunciar el estreno de su película «El Regreso de Mary Poppins» con un póster del personaje protagonista, un papel que encarna Emily Blunt en el filme. La imagen del cartel, subida a su perfil en Instagram, supera ya los 24.300 likes.

Dibujar a Mary Poppins ha sido todo un reto para la artista –asegura ella misma–, ya que nunca había dibujado rostros. Fueron sus cuadros sobre paisajes, animales y rincones especiales urbanos los que le lanzaron a la fama. Sin embargo, la valenciana ha cautivado a Disney, que considera su homenaje a la mágica niñera «una obra de arte prácticamente perfecta en todo». La artista admite que tuvo dificultades al dibujar el sombrero y el pelo del personaje, y que realizó retoques durante varias semanas hasta que estuvo «satisfecha».

La afición por dibujar le viene «de toda la vida», aunque solía hacerlo con lapiceros y en un bloc. Hace más de una década, García comenzó a ir a la Universidad Popular y se aficionó a la pintura al óleo, pero tuvo que dejar las clases para quedarse en casa cuidando de su marido cuando este cayó enfermo. Sus hijos le compraron un ordenador porque, según explica, en casa se «aburría soberanamente», pero lo usaba para escribir sus memorias, llevar la contabilidad de la casa y para continuar sus estudios de Cultura General. Un día, ante la imposibilidad también de pintar con óleo por los fuertes olores que desprende esta pintura, se le ocurrió dibujar «una casita con unas nubes» con el Paint. Esta técnica despertó su interés por perfeccionar cada detalle de sus dibujos «hasta hoy».

Ella admite que no tiene imaginación, pero también que se le da muy bien copiar. De ahí que su método consista en «cazar y robar imágenes» en cada rincón donde encuentra la inspiración para luego plasmarlo en la pantalla. Cuando algo le gusta, le hace una foto, la imprime y cuadricula. Después la convierte, con mucha paciencia y pasión, en una auténtica obra de arte. Tanto es así que la Universidad Popular de Valencia le dedicó un espacio para exponer sus cuadros y sus profesores alaban su trabajo y la definen como «una artista naíf pura» que crea «obras vitales, con una magnífica luz y una mirada y encuadre que las identifica».