Guillem Bertomeu - LLETRAFERIT

Crisis son oportunidades para el PP valenciano

«Génova muchas veces pasa por ser un lastre más que una ventaja»

Imagen de la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig ROBER SOLSONA

De un tiempo a esta parte el estado anímico de los populares anda en horas bajas, tanto a nivel nacional como autonómico, y más con la moción de censura como estocada final.

Estamos a un año vista de las elecciones municipales y autonómicas y con un calendario incierto también para las nacionales. Los sucesivos barómetros demoscópicos coinciden en detectar una caída en el apoyo al Partido Popular y un fuerte incremento de subida para Ciudadanos. Incluso hasta en dos barómetros nacionales los populares podrían llegar a pasar a ser la cuarta fuerza en porcentaje de voto.

Si a esto le añadimos las diferentes sentencias judiciales que se han hecho públicas, las causas judiciales en marcha y la pérdida del poder administrativo, el futuro tampoco parece nada halagüeño. Además de “golpear” dialécticamente al contrincante, como siempre en polític., hace falta hacer mucha autocrítica y análisis de conciencia profundo.

Estamos ante un Partido Popular que ha pasado a ser irrelevante en Cataluña, un comunidad autónoma de siete millones de habitantes. Ellos solos han perdido su crisis identitaria catalana, y me ratifico en tal afirmación. Se lo ha robado una formación nueva como la de Albert Rivera que con un discurso no nacionalista ha sabido conectar con el votante catalán hasta convertirse en la primera fuerza en número de votos y escaños.

Imagen de la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig ROBER SOLSONA

Casi lo mismo ocurre en el País Vasco, dos millones de habitantes, y en Andalucía, ocho millones, donde con todo lo que ha llovido de casos de corrupción socialista nunca les ha servido para dar el “sorpasso”. Si a todo eso le sumamos su reciente situación en Madrid, con la dimisión forzada de Cristina Cifuentes, y el tener a los populares valencianos sin renovación y maniatados a base de gestoras, pues mala pinta tienen sus dos comunidades de referencia a nivel de voto.

La forma de gestionar el PPCV, por parte de Génova, desde las pasadas elecciones de mayo de 2015 es para estudiar en las escuelas de managment como “caso”, de cómo no se debe gestionar una crisis. Una legislatura municipal en el Cap i Casal sin ningún liderazgo político, ni ninguna visibilidad, con un grupo municipal imputado con los que el partido no cuenta ni tampoco tiene una gestión propia en el hemiciclo. Con una gestora en la ciudad de Valencia que lleva ya cerca de dos años en marcha con un trabajo silencioso y con nulos recursos, más de carácter interno de tener controlada y movilizada a la cada vez más desmotivada militancia de base. Dos años totalmente desaprovechados.

A nivel provincial pasa más de lo mismo, con la imposición de otra gestora teledirigida a distancia, que salió tras un órdago de dos representantes políticos de querer celebrar un congreso provincial. ¿No es un partido político un excelente lugar donde diferentes sensibilidades presenten alternativas y programas y que la militancia elija? Pues parece que no.

Se cumplen tres años en la oposición, un tiempo formidable, donde se podían haber renovado todas las estructuras internas, forjado equipos y liderazgos y no se ha hecho ni una cosa ni la otra.

Muchas veces la formación popular funciona más por impulsos que por estrategia, por reacción que por acción, lo que genera enormes flaquezas y un recorrido muy corto. El PPCV vive sometido a Génova, y Génova muchas veces pasa por ser un lastre más que una ventaja, olvidándose en muchos casos de esa estricta obediencia valenciana, que les hizo ser una máquina a nivel electoral. Apelar a la militancia solo al orgullo de las siglas para no desfallecer es una huida hacia delante poco sensata. Al militante no se le ha dejado participar en cómo conformar un nuevo PPCV, y el problema es que la fuga de votos se va por el centro y por las personas menos ideologizadas….Esas que no saben ni cómo se llaman la mitad de sus concejales ni de sus consellers…..Pero su voto vale igual que el tuyo o que el mío.

Ahora las cosas tienen que cambiar a nivel nacional y esta crisis hay que aprovecharla.

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