Imagen de los efectos de la sequía en la provincia de Alicante
Imagen de los efectos de la sequía en la provincia de Alicante - JUAN CARLOS SOLER
EL PROBLEMA DEL AGUA

La caída de las reservas del Tajo impedirá los trasvases a Alicante y Murcia desde el 1 de enero

Los embalses de Entrepeñas y Buendía no llegan al umbral de 336 hectómetros exigido para trasvasar por lo que el riego agrícola peligrará en un año

VALENCIA Actualizado: Guardar
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El estado actual de los embalses de Entrepeñas y Buendía, situados en la provincia de Guadalajara, impedirá que se realicen transferencias hídricas desde la cuenca del Tajo al Segura a partir del 1 de enero. Según el dato registrado ayer, las reservas castellano-manchegas están por debajo del umbral mínimo para trasvases que entrará en vigor en cuanto finalice el año actual. A día de ayer, Entrepeñas disponía de 104 hectómetros cúbicos, y Buendía de 215: los 319 hectómetros cúbicos de agua que albergan entre ambos imposibilitan que se mantengan las transferencias hídricas, cuyo umbral mínimo será de 336 hectómetros a partir de pasado mañana.

La Ley de Evaluación Ambiental aprobada en diciembre de 2013 establecía una reserva indispensable de 400 hectómetros cúbicos para realizar transferencias hídricas del Tajo al Segura, pero esa cantidad no entra en vigor hasta 2018.

Desde la aprobación de la Ley, el umbral ha ido ascendiendo progresivamente hasta que dentro de dos años se fije en 400.

La reserva actual sí ha permitido realizar transferencias hídricas estos últimos meses. Durante 2015, el umbral mínimo para que fluyese el caudal a través del Tajo-Segura estaba fijado en 304 hectómetros cúbicos, por lo que los trasvases, aunque escasos en caudal, han sido constantes. De hecho, la cantidad trasvasada se rebajó de ocho a seis hectómetros cúbicos en octubre, lo que ha reducido el caudal recibido en la provincia de Alicante hasta limitarlo al consumo humano.

Los embalses de cabecera de la cuenca cedente se encuentran en una situación excepcional (nivel 3), lo que limita las transferencias y coloca en una situación de riesgo de desabastecimiento a dos de los motores de la Comunidad Valenciana y, sobre todo, de la provincia de Alicante: el turismo y la agricultura. Tanto el abastecimiento por la demanda turística estacional como el riego agrícola podrían dejar de estar garantizados a partir de septiembre de 2016 si la situación no cambia en alguna dirección favorable. La llegada de lluvias - tanto a la zona manchega cedente como a la de Levante- podría paliar la sed que sufre el sur de la Comunidad Valenciana, aunque existe una solución alternativa: si el Gobierno subiese el nivel de excepcionalidad al escalón 4, el abastecimiento debería garantizarse aun en una época de sequía como la actual.

Capacidad desigual

Las reservas de los embalses de Entrepeñas y Buendía, aunque se encuentran en una situación peor que la de hace un año, todavía suponen cerca de un 70% de todo el caudal almacenado en la cuenca del Segura. La sequía actual, que impide recargar los depósitos de la cuenca cedente, hace prever además un mal año para la agricultura de la provincia de Alicante y de la Comunidad Valenciana en general. El trasvase Tajo-Segura queda así en manos de los designios de la lluvia y de un Gobierno actualmente en funciones, ante el que el ejecutivo socialista de Castilla-La Mancha protesta y recurre las transferencias.

La sequía que azota al sureste español, que tiene las reservas hídricas de Entrepeñas y Buendía a niveles muy por debajo de la media de los últimos diez años, sitúa en riesgo de desertificación a cerca del 45% del territorio en las provincias de Alicante, Murcia y Almería. Ante este escenario, el agua desalada se abría paso como otra solución alternativa, aunque su coste en origen es nueve veces más alto que el del agua trasvasada, y el coste energético que supone desalar un litro de agua es cuatro veces más alto que el de trasvasarlo.

Medidas anti sequía

El Consejo de Ministros dio ayer su autorización para llevar a cabo unas obras de emergencia a cargo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en la cola del embalse de Forata -en Valencia- para combatir los efectos de la sequía. Un total de 1,2 millones de euros se destinará a la ejecución de cuatro pozos en la cola de la presa, lo que permitirá aportar hasta dos hectómetros cúbicos de agua (una tercera parte del último trasvase del Tajo al Segura) cuando sea necesario aumentar el volumen que naturalmente almacena el embalse para poder hacer frente a las necesidades de riego de las 1.250 hectáreas que abastece.

Esta demarcación, en el ámbito territorial de la Confederación Hidrográfica del Júcar, rige su gestión hídrica en base a un Real Decreto que declaró la situación excepcional de sequía en la zona, lo que permite la adopción de las medidas necesarias para minimizar los efectos de la falta de lluvia en los municipios dependientes. Entre las posibilidades contempladas se encuentra la ejecución de obras de control de caudales y de evolución de masas de agua subterráneas que puedan resultar indispensables para una mejor gestión de los recursos hídricos, altamente escasos debido a la sequía y en situación de riesgo presente y futuro ante las poco halagüeñas previsiones meteorológicas que se manejan para los próximos meses.

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