Quema de fotos, encapuchados y carreras en un 11-S ‘partido’ en dos

La Jefatura de Policía, que Colau quiere cerrar, queda marcada como nuevo objetivo ‘indepe’

Acoso independentista a la Jefatura de Policía de via Layetana ADRIÁN QUIROGA / Vídeo: Incidentes en la marcha de la Diada a su paso por la Jefatura Superior de Policía de Barcelona - Atlas

Elena Burés

La ‘cara B’ de la manifestación independentista de ayer fueron los disturbios que varios colectivos radicales trataron de activar en paralelo a la marcha oficial de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). El recorrido de este año -que empezaba en la plaza Urquinaona y transcurría por delante de la Jefatura Superior de Policía- facilitó que la cita se partiera en dos a media tarde y derivara en escenas de carreras de agentes de los Mossos d’Esquadra y encapuchados que no se habían visto en las Diadas celebradas desde el inicio del ‘procés’.

Así, por un lado quedaron los jóvenes exaltados, clavados ante la comisaría de la Policía Nacional -que Ada Colau quiere cerrar y expulsar de la ciudad-, y por otro los manifestantes de más edad y las familias, que siguieron mayoritariamente el recorrido hasta el final, en las inmediaciones de la estación de trenes de Francia y a las puertas del parque de la Ciudadela, que alberga el Parlamento de Cataluña. Allí, la ANC tenía instalado un escenario desde donde se leyeron los discursos y se entonó ‘Els Segadors’.

Ante la Jefatura, el ambiente se fue caldendo con el paso de las horas. Agentes de la Policía Nacional custodiaban el edificio, con una pequeña dotación, y los Mossos d’Esquadra reforzaban con su presencia la seguridad de la comisaría. Al principio, los militantes de las juventudes de ERC lanzaron rollos de papel de váter con fotos y discursos del Rey Don Felipe contra los agentes de las dos policías.

Posteriomente, empezaron a lanzar también algunas botellas y latas. No obstante, fue a partir de las siete de la tarde -con el acto de la ANC todavía en marcha, aunque a una distancia entre los dos focos mediáticos de unos centenares de metros- en que el ambiente se calentó más y radicales encapuchados se encararon con los Mossos d’Esquadra, cuyos agentes antidisturbios ya había tomado posiciones alrededor del edificio, lanzándoles botellas, líquidos inflamables e incluso algún extintor.

Los agentes, que mantuvieron una actitud de reserva, evitaron cargar y realizaron una o dos detenciones mientras los presentes, cada vez más nerviosos, lanzaban consignas contra la policía y en favor de la independencia. «Las calles serán siempre nuestras» o «Fuera las fuerzas de ocupación» fueron algunas de las viejas, y persistentes, consignas secesionistas que se escucharon en la manifestación.

Para tratar de contener y dispersar a los manifestantes, los furgones de los Mossos fueron subiendo y bajando por la vía Layetana, en pleno corazón de la capital, pero sin llegar a hacer los carruseles de otras ocasiones de mayor tensión entre los radicales y la policía.

Poco antes de las nueve de la noche prácticamente no quedaban manifestantes de la marcha de la ANC en el centro de Barcelona y el protagonismo quedó totalmente en manos de los encapuchados, convocados por los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), la CUP, Arran y otras organizaciones de la denominada «izquierda independentista». En menos de media hora, los Mossos disolvieron a los ultras, que se dispersaron por las estrechas calles del centro de Barcelona.

La elección de la vía Layetana como escenario de las protestas no fue casual. La Assemblea decidió que su marcha trascurriera por esta calle que recorre Barcelona de norte a sur, desde el centro hasta el mar, para pasar por delante de la citada comisaría. ¿El motivo? El independentismo ve en la sede policial un símbolo de la «represión del Estado» por su pasado como comisaría franquista. De hecho, organizaciones como Òmnium Cultural quieren convertirla en un centro de memoria sobre las torturas.

Quema de fotos

Antes del acoso a la Jefatura, la CUP y Arran ofrecieron una llamativa innovación en su ya habitual quema de fotos de cada once de septiembre. En esta ocasión, no centraron sus llamas en la figura del Rey y la Casa Real , sino que quemaron una imagen de grandes dimensiones de Pedro Sánchez reunido con Pere Aragonès en La Moncloa el pasado 29 de junio. La escena resultó curiosa ya que fue la propia CUP la que facilitó la investidura del presidente de la Generalitat hace apenas cien días. Tras los (casi) altercado de ayer, fue el turno de las brigadas de limpieza, que en esta ocasión no tuvieron que recoger los contenedores quemados que se han llevado la peor parte en anteriores ocasiones.

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