coronavirus
Barcelona exige un protocolo que obligue a llevar mascarilla y guantes en el transporte público
El gobierno municipal pide a las autoridades santarias medidas específicas para afrontar las fases de la desescalada con seguridad en Metro y buses
Barcelona se prepara para implantar la desescalada tras el confinamiento por el coronavirus. El Ayuntamiento, que este lunes vivió la primera reunión del Pacto por Barcelona con el que el gobierno local, oposición y agentes sociales y económicos de la ciudad pretenden trazar estrategias para recuperar el dinamismo de la ciudad lo antes posible, quiere que los usuario del Metro utilicen guantes y mascarillas de forma obligatoria.
Así lo ha defendido este martes durante el pleno municipal de abril, celebrado telemáticamente, la concejal de Movilidad y a la vez presidenta de TMB, Rosa Alarcón, que cree que cuando empiecen las fases de la desescalada debería ser obligatorio el uso de guantes y mascarillas en Metro, buses y otros transportes públicos.
Por eso, ha pedido a las autoridades sanitarias un protocolo de seguridad que lo fije. Alarcón ha confiado en que se determine si se puede reducir la distancia física en el transporte público, que actualmente está establecida ahora en dos metros, y que concrete medidas para las horas punta.
En el mismo debate, la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, ha insistido en que es «más urgente que nunca actuar» para alcanzar una «movilidad sostenible» que es «indispensable» para la Barcelona del futuro. La concejal ha hecho este alegato días después de presentar junto a la alcaldesa Ada Colau un plan para reducir los carriles de tráfico rodado en favor de la bicicleta y los peatones.
Críticas de la oposición
Durante el pleno, que solo la alcaldesa Ada Colau y tres de sus concejales seguían desde el Ayuntamiento, la oposición ha reprochado al gobierno municipal la falta de mano tendida con varios aspectos de la crisis. Así, le han criticado que hayan presentado el plan de movilidad sin informar ni discutirlo ni con ellos, ni con las entidades ni con los agentes sociales y económicos y que incluya, básicamente, reformas que ya tenía previstas pero no consensuadas. Por otro lado, se ha lamentado que el Pacto por Barcelona no haya tenido en cuenta a más agentes económicos de la ciudad, especialmente en el ámbito turístico.
