Barcelona, ante la prueba de fuego de la Mercè: 1.000 urbanos contra los botellones

Un amplio dispositivo policial pretende evitar concentraciones masivas y altercados durante las fiestas de la capital catalana

Un botellón masivo durante las fiestas de Sants ADRIÁN QUIROGA

Elena Burés

«Estamos malviviendo». Así resume Manel Martínez, de la asociación de vecinos de la Barceloneta, la situación de muchos residentes en el barrio marinero de la capital catalana por los botellones que de jueves a domingo congregan a centenares de personas. La prueba de fuego comenzará a partir de esta noche, ya que Barcelona celebrará las tradicionales fiestas de la Mercè , por segunda vez, en contexto de pandemia.

Tras episodios como los vividos en los festejos de Gràcia y Sants, que se saldaron con altercados , el Ayuntamiento ha diseñado un dispositivo que contará con más de 1.000 agentes de la Guardia Urbana . Una cifra que supone un 30% más de lo habitual durante un fin de semana de verano. Del total, casi la mitad de policías harán el turno de noche, y velarán por evitar botellones en una docena de espacios, considerados críticos. Desde el parque de la Ciutadella, próximo al Parlament, a los alrededores del Estadio Olímpico.

Según detalló ayer el jefe de la Urbana , Pedro Velázquez, la intención es sancionar a aquellos que consuman alcohol en la vía pública -tal y como prevé la ordenanza municipal-, así como vigilar la venta irregular de bebidas -los comercios no pueden hacerlo pasadas las 23-, pero la realidad es que los agentes poco podrán hacer ante concentraciones masivas. «Intervenir en una aglomeración es inviable, por ejemplo, evitar tumultos en las playas de la ciudad» explica Jordi Rodríguez, portavoz del sindicato Sapol . Eso sí; confía en que la presencia de uniformados, de forma preventiva, ayude a evitar altercados.

También agentes de los Mossos d'Esquadra reforzarán el despliegue festivo. «Estamos totalmente sobrepasados, no se puede desalojar a 5.000 personas cuando tienes los efectivos que tienes», apunta Imma Viudes, del sindicato de la policía catalana Sap-Fepol, quien subraya que el problema es estructural y «necesita una solución que no solo pasa por aumentar la presencia policial». Por su parte, Martínez indica que en los botellones ya hay personas que sobrepasan los 40 años, y no solo jóvenes. «Se está generando un problema muy grave. Es un espectáculo dantesco que no nos deja descansar, y el espacio público de muchas zonas de Barcelona está en decadencia», lamenta.

«Sale barato agredir a un agente»

En algunos casos, las macro-quedadas se saldan con ataques a la policía. Son una minoría, que actúan en masa. «Sale muy barato agredir a un agente, y para algunos parece una manera de divertirse», indica Rodríguez. «Ven que les sale gratis y que no les pasa nada», secunda Albert Palacio, del sindicato de Mossos USPAC , que advierte de que el despliegue en Barcelona comportará falta de efectivos en el resto del territorio, donde también se suceden altercados durante los botellones multitudinarios.

«Si se produce algún incidente durante la Mercè , entonces el debate se desviará y saldrá la CUP a decir que la violencia la provocamos nosotros», señalan desde Sap-Fepol. Los agentes reclaman pedagogía a los políticos, por tal de minimizar estas situaciones. «Han de abogar por la concienciación ciudadana y hacerlo en bloque», argumentan Rodríguez y Viudes, conscientes de que es «insostenible» fiar la solución a los uniformados.

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