Coronavirus

Seis semanas aislados de la pandemia en un «búnker» flotante

Más de 160 españoles acabaron ayer en Barcelona una vuelta al mundo en crucero truncada por el coronavirus

El Costa Deliziosa, en Barcelona AFP

Miquel Vera

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La idílica vuelta al mundo a bordo del Costa Deliziosa que más de 160 españoles emprendieron en Venecia el pasado 3 de enero acabó abruptamente ayer en Barcelona. La pandemia global de coronavirus ha obligado a finalizar de forma anticipada una travesía de ensueño que pasó por las Barbados, Ecuador, Perú, Chile, la Isla de Pascua y la Polinesia Francesa , entre otros, pero que a partir del mes de febrero tuvo que a alterar su itinerario para acabar buscando -casi a la desesperada- un puerto en el que desembarcar a sus 2.000 pasajeros y 900 tripulantes en plena crisis sanitaria .

«Estamos mejor que nunca, hemos llegado a casa, con nuestros hijos, que es lo que queríamos», explicó ayer a ABC uno de los pasajeros del navío , el valenciano Carlos Payá , poco después de abandonar el buque de la compañía italiana Costa Cruceros para montarse en un Talgo con dirección a Valencia. Para él y su esposa, lo complicado será ahora adaptarse al estricto confinamiento instaurado en España después de semanas «disfrutando» de un elevado grado de libertad a bordo de un barco en el que la ausencia de infecciones -estaban aislados del mundo exterior desde febrero- permitió mantener las actividades, la vida en la cubierta y hasta las cenas de gala. Un auténtico «búnker» de lujo ajeno al virus que ha provocado ya más de 20.000 muertos en nuestro país.

Carlos y su esposa, en el viaje ABC

En el Costa Deliziosa (294 metros de eslora) , explica Payá, la eclosión del coronavirus se seguía de una forma peculiar. Eran fundamentales los comunicados que cada mediodía compartía el capitán del barco. «Al principio hablaban de cosas técnicas como el estado de la mar, pero poco a poco empezaron a ser unos partes que nos ponían al día de cómo estaba la situación con total transparencia, era muy tranquilizador», añade un pasajero, que solo tiene buenas palabras y elogios para la tripulación y la comandancia del hotel flotante en el que ha vivido los últimos tres meses. De ellos, las últimas seis semanas han estado aislados y en alta mar. «Son unos héroes» , resume.

Dos facciones

Según ha detallado la propia compañía, la travesía del transoceánico italiano empezó a torcerse en febrero, al acercarse a Nueva Zelanda. En ese punto, el plan de viaje tenía previsto visitar China, Japón, Corea y Taiwán , destinos tan apetecibles como poco recomendables en un momento en el que el Covid-19 empezaba a despuntar en esta zona de Asia. Fue entonces cuando la dirección del crucero reunió al pasaje para anunciarles la nueva ruta, que haría más paradas por el océano Índico y retomaría en Sri Lanka el recorrido previsto inicialmente.

Ya en el mes de marzo, la cosa se torció por completo. Tras varios días recorriendo el litoral australiano, el buque llegó a la ciudad de Perth (Australia occidental) . Allí bajaron los últimos pasajeros que tuvieron la oportunidad de regresar en avión a sus hogares. La pandemia ya era un fenómeno de alcance global y el pasaje se dividió en dos facciones: quienes sentían que el buque era un lugar seguro y amable en el que aislarse del resto del mundo en un momento de pánico global, y los que querían regresar a sus casas lo antes posible.

Payá y su esposa prefirieron mantenerse a bordo para evitar el riesgo de quedarse tirados en alguna de las escalas del vuelo de regreso a España, como les ha sucedido a cientos de compatriotas en las últimas semanas. Fue a partir de ese instante (14 de marzo) cuando el Costa Deliziosa empezó su dulce deriva buscando un puerto que lo acogiera. «Hemos estado seis semanas sin puertos, sin pisar tierra», rememora Payá. La mayoría de los países habían cerrado ya sus fronteras para aislarse de los contagios, así que este colosal crucero solo podía acercarse a tierra firme para repostar y obtener víveres.

«Conforme crecía la crisis en Italia , porque el buque es italiano, la cosa dentro se iba poniendo peor, nosotros llegamos a pensar qué hacíamos allí, cuando queríamos estar con nuestra familia, nuestra prioridad absoluta», apunta un turista, para el que este viaje era un sueño «de toda la vida» .

El «no» de Francia

A lo largo de los últimos días, el Costa Deliziosa ha acabado por convertirse en un problema de índole casi diplomática. A pesar de la ausencia total de casos de coronavirus entre tripulación y pasaje, Francia negó el auxilio del buque y su parada en Marsella. España, finalmente, sí permitió su llegada a Barcelona concediéndole una «autorización especial» del Ministerio de Sanidad , que exceptúa al crucero italiano de la prohibición general de atraque aplicada en todos los puertos españoles, señaló ayer el Gobierno. ¿El resultado? Una operación compleja que ha permitido el regreso hasta sus hogares de los españoles y portugueses presentes entre el pasaje, todos en buen estado de salud, gracias a la colaboración entre la compañía y los gobiernos de España e Italia. Con todo, el Costa Deliziosa llegará hoy a Génova (Italia) , donde pondrá punto final a una aventura digna de una novela.

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