'Mil trasplantes, mil vidas nuevas'

«Sabía que podía morir en el quirófano, pero mi vida ya se estaba yendo por el desagüe»

Óscar Agea, campeón de pádel en silla de ruedas de España durante ocho años, es una de las historias de éxito que hay tras los 1.000 trasplantes renales de donante vivo realizados en el Hospital Clínic

Óscar Agea jugando al pádel tras la entrevista con ABC IGNACIO GIL | Vídeo: Hospital Clínic de Barcelona

Esther Armora

«No hay nada imposible, solo aquello que no intentas». Óscar Agea se abrió paso a la vida luchando . Desde entonces, de eso hace ya 41 años, este madrileño adicto a la vida no ha dejado de hacerlo ni un solo segundo. Una malformación congénita le condenó antes de nacer a una existencia diferente , con unos riñones con fecha de caducidad y duras limitaciones de movilidad que a los doce años le anclaron para siempre a una silla de ruedas.

Pese a las adversidades que ha tenido que afrontar, Óscar nunca se ha rendido. Puso fuerza, optimismo y energía (física y psíquica) en los momentos más difíciles, cuando su vida empezó a precipitarse hacia el abismo. Con la ayuda del deporte, este madrileño que ha jugado durante un año en el equipo de baloncesto en silla de ruedas del Barça y ha sido ocho años número uno de pádel en España en esta modalidad, logró reconducir el fatal destino que los médicos le habían dibujado. «Me desahuciaron en 2009. Fue muy duro pero nunca perdí la esperanza» , explica a ABC en una entrevista. Un trasplante renal de donante vivo en el Hospital Clínic de Barcelona le dio una nueva oportunidad de seguir viviendo. Su historia es solo una de las muchas que hay tras el millar de intervenciones de este tipo realizadas en el centro barcelonés, pionero en España en estas operaciones.

Pocas oportunidades de seguir con vida

Óscar Agea narra su historia sin balbuceos ni pausas dramáticas. Verbaliza sus momentos más duros sin alterarse como quien dobla una camisa. Su relato transpira optimismo, incluso en los episodios más amargos como el que le tocó vivir cuando, tras un trasplante renal fallido -el nuevo órgano apenas duró en su cuerpo 24 horas-, los médicos le indicaron que sus posibilidades de vivir eran más bien pocas.

«Nací con las dos piernas y problemas renales que con los años se auguraban severos. Al nacer, intentaron estirame una de las dos piernas y se gangrenó, por lo que tuvieron que extirpármela . La otra, no me dio más que problemas, especialmente de circulación sanguínea, por lo que a los 12 años decidí que me la quitaran, que viviría mejor sin ella», dice Óscar mientras prepara la correa de su perro para llevarlo de paseo. «¿Te importa si voy haciendo cosas?», pregunta a este diario. Su vitalidad, es arrolladora.

Primer trasplante fallido

Hasta los 20 años, los riñones de Óscar fueron trampeando las dificultades. Pasada la veintena y tras el fallido trasplante, se descartó una segunda opción y le indicaron diálisis. La recibió durante siete años y medio . Fue, según relata, la «etapa más dura» de todas las que le ha tocado vivir, aunque el deporte y su familia le dieron el aliento que necesitaba para sobreponerse y superarla. Este deportista nato que estuvo un año jugando con el equipo de baloncesto en silla de ruedas del Barça y que se había atrevido a practicar submarinismo, kayak y hasta alpinismo, se negó a aceptar que una máquina de diálisis le «truncara la vida» a él y a su mujer Mari Ángeles, compañera de viaje durante todos estos duros años de trance.

Por eso, según explica, decidió ir a esquiar a Sierra Nevada y a Canarias, trasladando las sesiones de diálisis al nuevo destino . «No fue nada fácil pero salió bien. Tuve que programarlo todo muy bien pero no hubo ningún problema y mi mujer y yo disfrutamos mucho, lo que compensó el esfuerzo», asegura. Sin embargo, la dureza de las sesiones empezaba a minar sus fuerzas y cuando su ánimo comenzaba a decaer, la doctora que le realizaba las sesiones de diálisis en Madrid le dijo: «Hay un equipo en el Clínic de Barcelona que quizás podría ayudarte». No tardó en contactar con ellos.

«¿Estarías dispuesto a trasladarte a Barcelona?» , le preguntaron desde el Clínic. «Mañana mismo me voy a vivir a Barcelona», contestó sin pensarlo. «Me advirtieron de que podría morir en la camilla del quirófano durante la operación pero acepté el riesgo porque la vida ya se me estaba yendo por el desagüe».

El primer jarro de agua fría al llegar a Barcelona y ser recibido por el quipo de especialistas, fue saber que el órgano debía ser de donante vivo . «Nunca quise implicar a mi familia en mi enfermedad pero no hubo más remedio», señala.

«Mi hermano tuvo que perder 30 kilos»

Durante todo un año, varios de sus familiares se sometieron a pruebas para determinar el nivel de compatibilidad de su órgano. Su hermano Ramón fue el elegido, aunque debía perder 30 kilos. «Para mí fue otra mala noticia porque suponía un esfuerzo añadido para él, aunque lo aceptó sin dudar y lo consiguió», asegura.

El trasplante que regaló a Óscar una nueva vida se realizó en diciembre de 2012, cuando contaba con 32 años. No fue un único regalo. Tras superar la intervención, decidió tirar adelante su sueño de ser padre y nació Carla , que ahora tiene cuatro años. «Cuando estaba en diálisis no podía pensar en ser padre, bastante tenía con cuidar de mi mismo», señala. Ahora, hace vida totalmente normal pese a los controles periódicos y sus limitaciones de movilidad; apura al máximo los días junto a su pequeña.

Ocho años campeón de pádel

Su familia y el deporte son su gran pasión. Mientras luchaba por su vida, Óscar ha sido ocho años campeón de España en pádel en silla de ruedas. Sigue prácticando dos horas de este deporte arropado por la asociación ‘Trainsplant’ que dirige esta práctica en personas con discapacidad bajo supervisión médica. Es consciente de que el trasplante del Clínic le dio una ‘bola extra’ para seguir con su vida. Por eso, vive intensamente cada momento junto a los suyos sin perder de vista cual ha sido el motor de su nueva vida. «Cuido este riñón como si fuera oro», confiesa.

Campaña de sensibilización

El 22 julio de 1965 el Hospital Clínic escribió un nuevo capítulo en la historia de la Medicina cuando los doctores Josep María Gil-Vernet y Antoni Caralps realizaron en este centro el primer trasplante renal en España. La receptora fue una mujer de 35 años y le implantaron un riñón procedente de un muerto en accidente de tráfico.

Desde entonces, esta técnica se ha perfeccionado y el Clínic ha mantenido el liderazgo en este tipo de intervenciones, de las que ya ha realizado un millar, 110 a través de cirugía robótica . Asimismo, desde 2006, el centro hospitalario ha alcanzado los 109 trasplantes renales entre un donante y un receptor con incompatibilidad de grupo sanguíneo , el que más ha hecho en España. El 67,4 por ciento de los donantes han sido mujeres frente al 32,6 por ciento de hombres.

Aprovechando la efeméride, el Clínic ha iniciado la campaña de sensibilitzación ciudadana 'Mil trasplantes, mil historias' dirigida a fomentar las donaciones en vivo . El doctor Josep Maria Campistol , director general del hospital; Antonio Alcaraz , responsable del Servicio de Urologia; Fritz Diekmann , jefe de la sección de Trasplantes renales, han presentado la iniciativa. También han asistido al acto Beatriz Domínguez-Gil , directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y Marc Ramentol , secretario general del departamento de Salud. Los hermanos Josep Milián y Nativitat Milián , que se sometieron a un trasplante renal a finales de febrero, han dado también su testimonio en el acto.

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