La CUP pincha en su protesta contra la mesa de diálogo

Aunque el diputado de la CUP Carles Riera anunció que su partido convocaba una protesta contra la reunión de la mesa de diálogo porque «solo con lucha y movilización se crean condiciones para forzar la negociación», los antisistema han fracasado en sus pretensiones.

Y es que, en esta ocasión, la denominada izquierda independentista no ha podido exhibir músculo. Primero, por el blindaje policial de la plaza Sant Jaume, donde se ubica el Palau de la Generalitat y se ha celebrado el encuentro bilateral entre los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonés. Y segundo, por la escasa asistencia de manifestantes, apenas un centenar.

Un gran despliegue de Mossos d'Esquadra ha impedido el acceso a la zona, y en las calles aledañas se han concentrado cerca de un centenar de personas. Jóvenes en su mayoría. Bajo una pancarta con el lema 'Ni pactos, ni renuncias', han entonado cánticos ya habituales como «ERC y JxCat la paciencia se ha acabado» y fuera las fuerzas de ocupación» -en alusión a la policía catalana-.

Desde la calle Ferran, que desemboca en Sant Jaume, portavoces de organizaciones juveniles de la izquierda independentista han reprochado a Aragonès participar en un encuentro en que «no se ha abordado la amnistía ni la autodeterminación». «Es una forma de alimentar la vía de reforma del Estado», ha criticado Lluc Gayà, integrante de Endavant.

En paralelo, muchos residentes en el centro de Barcelona han lamentado tener que realizar rodeos para acceder a sus viviendas o puestos de trabajo, como una profesora que se ha encontrado con el cordón policial cuando acudía a sus clases. Solo a pocos metros, en Portal del Ángel, la actividad comercial continuaba sin afectación, y congregaba a muchos más viandantes que la protesta antisistema.