Ángel González Abad - Los martes, toros

De pancartas, el Rey y Morante

«Colau defendió una pacarta contra el Rey pero hizo retirar otra en la que se presentaba a Morante de la Puebla con aires dalinianos para anunciar la feria del Pilar de Zaragoza»

A la alcaldesa de Barcelona se le llena la boca cuando habla de libertad de expresión y de derechos democráticos. Sacó pecho Ada Colau para defender el pasado viernes la pancarta contra la presencia del Rey en el escenario del homenaje a las víctimas del atentado yihadista del 17-A. Le costó poco soltar eso de que «en un país democrático es normal que haya pancartas o manifestaciones. Forma parte de los derechos de los ciudadanos».

Claro que esa sentencia, ejemplo de libertad, no le sale tan contundente cuando las pancartas no son del gusto de la señora alcaldesa y de su flamante equipo de democrátas. Nos vamos a octubre de hace tres años. Una pancarta presentaba a Morante de la Puebla con aires dalinianos para anunciar la feria del Pilar de Zaragoza.

El lugar elegido, una fachada en rehabilitación en el Paseo de Colon. 50.000 euros era el precio acordado para colocarla, 12.000 de tasa municipal. ¡Ay! Pero aquella imagen no cumplía los criterios de libertad de expresión aplicados por esa gran democráta y nada sectaria que es Ada Colau. Decir que el Rey de España no es bienvenido en Cataluña es un derecho de los ciudadanos, y en inglés, que así parece que hay más libertad; y la imagen de un torero suponía un escarnio para los barceloneses, que no podían contemplar siquiera tan demoniaca representación.

Y hay más, un estrambote para la historia de la represión, que debería ocupar una adenda al del franquismo. Aquella gran foto de Morante hizo que desde el Consistorio de la Ciudad Condal se lanzara este enternecedor mensaje de solidaridad hacia los animales a los que consideraba como «organismos dotados de sensibilidad psíquica, además de física», y reafirmaba su compromiso de «no ocasionar sufrimiento innecesario a los sujetos protagonistas del medio y los animales». Leánlo otra vez, despacito, y lo trasladan al pasado viernes. En aquel octubre de hace tres años, ya se lo dijo Morante: «Cómo tiene usted la poca vergüenza de hablar de libertad de expresión».

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