La Monumental en silencio

En plena campaña de las municipales, en la lucha descarnada por hacerse con el Ayuntamiento de la capital catalana, la Monumental ya no parece la joya de la corona que fue ante anteriores comicios. Nadie se acuerda, nadie le quiere dar ahora usos comerciales ni culturales. Es como si la manzana de Marina con las Corts se hubiera convertido en una sombra, una mala sombra, para quienes aspiran a ocupar la alcaldía de Barcelona.

Nadie la quiere ya para acoger el mercado de los Encantes, ni para la gran escuela de circo . Ni para mezquita siquiera... Es como si el histórico coso de la familia Balañá estuviera dentro de una nebulosa. En perfecto estado, lista para abrir sus puertas mañana mismo, pero, a la vez, como en el túnel del tiempo. Atrás quedaron los ofertas para su reconversión urbanística, lejanas ya las tardes de sol, los oles y los trajes de luces.

La Monumental, los toros en Barcelona , no aparecen en el argumentario de ningún partido. Ni el mínimo guiño a los aficionados. Hace unos meses Manuel Valls dio un portazo a la Fiesta en la Ciudad Condal, frente a la defensa a ultranza que hizo cuando ostentaba altísimos cargos en la política francesa. Dicen, quienes le conocen, que en la intimidad asegura que si llega a ser alcalde de Barcelona, no pondrá obstáculos para que la plaza de los Balañá vuelva a celebrar corridas de toros. Pero sobre el futuro del coso, ni él ni nadie, ha dicho la mínima palabra.

La mentira política de una prohibición , que estaba fuera de la ley, y ahora ese esconder la cabeza ante la imponente realidad de una plaza Monumental que sigue ahí, como arrinconada, en silencio, no vaya a despertar y arruine la campaña a algún candidato. La prefieren así, callada, con el libro de su imponente historia cerrado. Su despertar no le interesa a nadie de los que quieren gobernar la ciudad, pero la Monumental sigue en pie, esperando. Y en la espera lleva su apuesta por el futuro.