Peter Pan

De ocurrencia en ocurrencia, el independentismo catalán viaja hacia el país de Nunca Jamás. Ese lugar exótico y remoto en donde los niños, con Peter Pan, Wendy y Campanilla en primera línea, viven sin norma que cumplir ni responsabilidad que asumir. Según J. M. Barrie, autor de esta fantasía, para llegar a Nunca Jamás hay que alzar el vuelo hacia el firmamento y girar en la segunda estrella a la derecha siguiendo hasta el amanecer. Investigaciones recientes, han llegado a la conclusión de que Nunca Jamás es Cataluña y Peter Pan es el prototipo del independentista catalán. Los investigadores sospechan que Wendy -que finalmente creció- sería el prototipo del independentista pragmático y Campanilla del independentista malcriado y faltón,

Los investigadores han llegado a tales conclusiones después de estudiar el procés. Cito: «El independentista catalán -que identificamos como Peter Pan por comportarse según el diseño caracterológico elaborado por J. M. Barrie- se define por su persistente personalidad adolescente y visión infantil del mundo dentro de la cual el tiempo y la realidad no cuentan». Prosiguen: «Peter Pan, el independentista, debe ser catalogado como un puer aeternus que se niega a crecer, concibe la vida como un juego y, en consecuencia, no quiere integrarse en la sociedad en que vive con lo que ello implica de incumplimiento de leyes, normas y costumbres». Más: «Peter Pan, el independentista, es un niño prisionero de su inmadurez, imagen, caprichos y fantasías que le llevan a ser displicente, prepotente, maleducado, desabrido e insufrible con sus adversarios». Concluyen: «Peter Pan es un soberbio que no acepta las críticas, porque cree estar en posesión de la verdad. Y, por eso, suele mostrase destemplado, desmesurado e irritado con quien le contradice». Un detalle: el trabajo de los investigadores empieza con la siguiente y alusiva cita de J. M. Barrie: «Intento desesperadamente hacerme mayor, pero no puedo». Cosa que, ciertamente, debería inquietarnos a todos.