Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Distopía

La utopía “eco” con la que algunos sueñan conduce al subdesarrollo permanente como consecuencia de las virtudes que propicia

Lo que para unos es una auténtica pesadilla, para otros es la utopía realizada. Hablamos, por ejemplo, de los comunes barceloneses y la CUP. Y es que la pandemia de la Covid-19 ha propiciado una realidad que satisface los sueños de ambos partidos. Ahí van algunos ejemplos: a ninguno de los dos les gustan los coches (la venta de automóviles ha caído en picado y Nissan marcha de Barcelona: la ilusión de Janet Sanz, segunda teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona), ni las grandes superficies comerciales (que abren, con espacio reducido, en las últimas fases de desescalada), ni el turismo (durante el mes de abril, según el INE, a España han llegado cero turistas y quizá en julio lleguen algunos). Todo ello, conduce a la utopía soi-disant progresista: calles peatonales, supermanzanas sin coches, menos consumismo, y muchas bicicletas y patines que pretenden desplazar al vehículo privado, que lleva a cualquier parte, en beneficio de un transporte público con mascarilla y distancia social incluidas: ¡peligro! La utopía hecha realidad en Barcelona, dicen. Así se salva el planeta y la especie humana, aseguran los pretenciosos.

La historia nos enseña que toda utopía tiene su cruz. Si el automóvil se despeña la industria del ídem se arruina y la desocupación crece. Si los comerciantes no venden sus mercancías el desempleo aumenta y la producción decrece, cosa que hace subir, de nuevo, el desempleo. Y así sucesivamente. No: el aumento de la venta de bicicletas y patines no compensa la pérdida de lugares de trabajo. ¿Solución? Más impuestos y más Estado. No: el dinero está mejor en el bolsillo del empresario y del consumidor, cosa que no implica el abandono del necesitado. No: el Estado no crea riqueza. La utopía “eco” con la que algunos sueñan conduce al subdesarrollo permanente como consecuencia de las virtudes que propicia: inseguridad jurídica, expolio fiscal, control estatal, trabas a la iniciativa privada, estampida empresarial. ¿Una utopía para Barcelona? No, una distopía.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación