Ángel González Abad - Los martes, toros

Cuando Bargalló defendía una tauromaquia catalana

En el texto editado por Bargalló, del que es autor Antoni González, se niega de forma tajante que las corridas de toros fueran impuestas a los catalanes en épocas de dictadura o de dominación

Anda el conseller de Educación, Josep Bargalló, en la obligación de dar explicaciones sobre la agenda escolar, cuyo contenido es calificado por no pocos padres como «altamente adoctrinador». Un material utilizado por más de veinte mil alumnos, que entre algunos de sus mensajes «se insulta a los Borbones llamándoles ladrones».

Así, que que mientras Bargalló se explica, no esta de más recordar la afición de los dirigentes de Esquerra a ese adoctrinamiento que ahora se denuncia en las aulas, y que en los últimos tiempos ha tenido claros ejemplos, llegando a posicionarse a favor y en contra sobre un mismo tema según pintara la cosa.

Era Bargalló conseller en cap del Govern tripartito de Maragall, cuando Esquerra Rublicana endureció su ataque a la Fiesta de los Toros, y eso que su beligerancia oficial contrastaba con la actitud de algunos de sus dirigentes, que en privado se mostraban a favor de las corridas de toros. Pero lo que tocaba entonces era el acoso y derribo a las corridas de toros, una batalla identitaria. Todo lo anterior no contaba, incluso la apuesta de alguno de sus miembros más destacados por la Tauromaquia en Cataluña como una forma de expresión artística ligada en su historia a la de esta Comunidad.

Y ese miembro destacado de ERC era y es Josep Baragalló, quien como profesional en la industria editorial propició y respaldó la edición del libro «Bous, toros i Braus. Una tauromàquia catalana», un auténtico tratado «hecho en Cataluña y en catalán» que describe el toreo como una «manera de concebir y realizar el arte». Fue en 1996, cuando nuestro hombre dirigía la colección L´Agulla de la editorial El Medol, que estaba dedicada a cultura y tradiciones catalanas. En el texto editado por Bargalló, del que es autor Antoni González, se niega de forma tajante que las corridas de toros fueran impuestas a los catalanes en épocas de dictadura o de dominación, y expresa que ser un «taurófilo en Cataluña es un derecho inalienable que no ha de generar maleficencias ni sospechas ni provocar discriminaciones sociales o políticas». Después, ERC comparó la Tauromaquia con el maltrato a las mujeres, los niños o los ancianos. Coherencia.

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